Futbolistas españolas: un paro indefinido para empezar a poner las cosas en su sitio

Las futbolistas españolas anunciaron esta semana que van a la huelga. Salvo milagro de última hora que hoy no se vislumbra. Dijeron así basta a una situación que se prolonga desde que decidieron abrirse camino en un deporte que los hombres consideran suyo y por eso gobiernan a su antojo.

Algunos se sentirán ofendidos por esta generalización que, como toda generalización, es imprecisa e injusta. Lo siento. La realidad se empeña en demostrar que todavía son demasiados los hombres que siguen anclados ahí.

Hombres son la mayoría de los dirigentes que, después de 18 reuniones y meses de negociaciones, fueron incapaces de llegar a un acuerdo con las futbolistas para firmar un convenio colectivo que les garantice no sólo un sueldo digno sino, sobre todo, las garantías laborales que les corresponden como trabajadoras.

Mandan en las entidades que conforman la Asociación de clubes de fútbol femenino (ACFF) y sostienen que las exigencias de las jugadoras son demasiado elevadas, que los números no les cuadran.

Consideran fuera de lugar que las futbolistas se reclamen como tales a tiempo completo, exijan un salario mínimo de 20.000 euros anuales y plenas garantías de que podrán cobrar el paro o la jubilación que les corresponda también por los años que se dedicaron a jugar al fútbol.

Parecen, sin embargo, de acuerdo en que pidan 30 días de vacaciones, un protocolo de embarazo, maternidad y lactancia, otro de acoso sexual y cobertura sanitaria en caso de lesiones graves o de larga duración.

En un gesto de buena voluntad y, conscientes de que algunos clubes podrían tener dificultades para cubrir todas sus peticiones, las futbolistas renunciaron a reclamar el cien por cien de su jornada y lo dejaron en el 75 por ciento.

Eso fue lo que Asociación de futbolistas españoles (AFE), el sindicato mayoritario en el fútbol español, y otros sindicatos minoritarios trasladaron a la ACFF por última vez el pasado martes. La respuesta de la patronal fue meridiana: 16.000 euros de salario mínimo anual y el 50 por ciento de reconocimiento para su jornada laboral.

Es decir, que jugadoras que se entrenan todos los días, compiten el fin de semana y organizan su vida para cumplir con lo que exige el deporte de élite deberían regalar la mitad de su jornada y conformarse con la otra media porque los clubes consideran “inasumible” el 1.600.000 euros extra que, según sus cálculos, les supondría cumplir con lo que ellas reclaman.

Lo sufragarían entre todos los equipos de la Primera Iberdrola, que este año vendieron sus derechos audiovisuales de ésta y las dos próximas temporadas por nueve millones de euros a Mediapro. Pero aun así les pareció una barbaridad. Y no se movieron de su postura.

Las futbolistas, tampoco: anunciaron un paro indefinido que aprobó el 93 por ciento de las 180 jugadoras que el martes asistieron a la asamblea convocada por la AFE.

“Pedíamos un 75 por ciento de la jornada porque era lo justo y no podemos rebajar eso. Hay compañeras que llevan muchísimos años jugando y apenas han cotizado. Cuando se queden sin trabajo, no van a tener paro y se verán perjudicadas. Parece que hablamos de salario mínimo, pero esto va mucho más allá”, explicó este martes Ainhoa Tirapu, erigida en portavoz de las futbolistas.

“Nos cuidamos para ello. Cuando vamos a cenar pensamos que somos futbolistas y también cuando nos vamos pronto a la cama, cuando estamos preparadas día a día para entrenarnos mejor o cuando estamos disponibles para eventos y cosas de los clubes al margen de los entrenamientos”, continuó la capitana del Athletic Club.

Que Tirapu hablara en nombre de sus compañeras ilustró la unidad que existe entre las futbolistas. Ni el Athletic, ni el Barcelona ni el Tacón forman parte de la ACFF. Y algunas de sus futbolistas ya tienen garantizados los mínimos que el resto reclama. Igual apoyan su lucha.

“En el Barcelona la apuesta (por el equipo femenino) es firme y tenemos mejores condiciones, pero se trata de dignificar la profesión que queremos”, señaló Alexia Putellas, mediocampista del conjunto azulgrana.

La entidad catalana y el Atlético de Madrid fueron pioneros a la hora de profesionalizar a sus equipos femeninos y dotarlos de recursos y condiciones más acordes con la competición de élite: salarios, entrenadores, instalaciones, hoteles, viajes.  Comprobaron que la inversión tiene su retorno y que sí existe rentabilidad.

Hay dirigentes de otros clubs que también lo saben, pero lo niegan por razones que deberían explicar. Y hombres que ni lo saben ni lo quieren saber. Como ejemplo, el que se esconde tras el nombre de TodoPuedePasar en Twitter. Sin el más mínimo argumento, cuestionó la capacidad de las mujeres para jugar al fútbol al conocer sus reclamos para firmar el convenio.

“Toma y yo!! Las chicas quieren vivir del fútbol cuando ni si quiera llegan al larguero de la portería… Cualquier jugador de tercera les da mil vueltas y no cobra eso”, tuiteó, evidenciando que nunca en su vida vio un partido de la liga femenina.

Los jugadores (22) de L’Hospitalet, que milita en la Tercera española, cobrarán esta temporada unos 400.000 euros en su conjunto. Eche cuentas y verá si están o no dentro del convenio laboral que sí rige para los hombres.

Virginia Torrecilla, internacional española del Atlético de Madrid, replicó al iluminado tuitero a través de la misma red social: “Menos mal que el #ConveniofemeninoYa no pasa por personas como tú.. Luchamos por un MÍNIMO de condiciones! Y gente como esta nos hace más fuertes”.

Torrecilla es otra de las futbolistas que, más que por ella, lucha por sus compañeras y por las que las sucederán.

El conflicto no hace sino evidenciar que el supuesto apoyo generalizado a que las mujeres puedan jugar al fútbol en igualdad de condiciones que los hombres -lo cual no significa cobrando los mismos salarios- no es real. Como en muchos otros ámbitos, tras las declaraciones políticamente correctas, no hay ni una creencia en lo que se dice ni voluntad de cumplirlo. Sólo postureo.

Y no me refiero a David Aganzo, presidente de la AFE, que probablemente crea lo que dice: “Es una cuestión de igualdad y dignidad. En el siglo XXI, es momento de que tengan derechos y se las respete de una vez. Son compañeras de Primera División, muchas de ellas han jugado Mundiales donde a todos se nos llena la boca. Tienen que tener derechos como trabajadoras”.

Aganzo respaldó la huelga anunciada por las futbolistas a las que representa y sobre la que, curiosamente, sus ex compañeros de la Primera División masculina no se pronunciaron. No me consta ni una muestra pública de la solidaridad que alguna jugadora dijo haber recibido de algún par varón de manera privada.

Con o sin su apoyo, las futbolistas pararán en bloque y de manera indefinida, probablemente, a partir de la octava fecha de la Primera Iberdrola. Salvo que este próximo lunes el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA) obre el milagro y logre que los hombres que manejan el fútbol a su antojo entren en razón.

* PH foto: AFE

Lo bueno y lo malo del regreso de las mujeres iraníes a una cancha

El pasado jueves se vio una imagen insólita en Irán: miles de mujeres accedieron al Estadio Azhadi de Teherán para presenciar el partido que enfrentó a la selección masculina de su país con Camboya por la fase de clasificación para el Mundial de fútbol de 2022. Fue una pequeña gran conquista. Hacía casi cuatro décadas que las mujeres locales no podían hacer algo así.

Y resultó conmovedor ver el júbilo con el que las 3.500 afortunadas aguardaron el ingreso a la cancha; su emoción cuando pudieron sentarse en la grada; y el entusiasmo con el que jalearon a su equipo y reivindicaron su derecho a participar de eventos deportivos masculinos.

No era para menos: llevaban años esperando ese momento y luchando por un derecho que se les cercenó en el ya lejano 1981 y siguen sin recuperar.

El paso dado el jueves fue simbólico, pero no definitivo. Sin ir más lejos, ese mismo día, miles de mujeres más se quedaron sin poder vivir la experiencia de sus compañeras de lucha. La Federación iraní de fútbol limitó a 3.500 los boletos disponibles para ellas sin ningún tipo de justificación. El Estadio Azhadi tiene capacidad para 78.000 personas.

Y sus gradas aparecieron prácticamente vacías, mientras las mujeres fueron enjauladas en un sector acotado por vallas y fuertemente vigilado. A su alrededor apenas había hinchas masculinos. Sólo policías, futbolistas y fotógrafos.

Las fotógrafas que quisieron cubrir el regreso de las mujeres a la cancha no pudieron hacerlo: se les negó la acreditación.

La FIFA, además de no lograr evitar este veto, tampoco consiguió que la prohibición a las mujeres se levantara definitivamente. Los partidos de la liga doméstica quedaron fuera de este cambio, que sólo afectará a los choques internacionales que se disputen en Irán.

“Hoy esperamos más que nunca un futuro en el que todas las chicas y mujeres que quieran asistir a partidos de fútbol en Irán puedan hacerlo en un entorno seguro”, señaló Gianni Infantino en un comunicado emitido tras el duelo del pasado jueves.

“La Historia nos enseña que el progreso llega por etapas y éste es sólo el inicio del camino”, añadió el presidente del organismo que rige el fútbol mundial en su escrito.

La FIFA había sido largamente criticada por no haber tomado medidas sancionadoras contra Irán, pese a que su veto a las mujeres conculca los derechos más fundamentales.

Sigue sin hacerlo. Pero la ola de protestas generada tras la muerte de Sahar Khabazi (Khodayari, en la transcripción inglesa del árabe) la hizo reaccionar y exigir cambios a la Federación iraní.

Conocida popularmente como La chica azul, Khabazi había pasado algunos días en prisión el pasado marzo por intentar presenciar un partido masculino de fútbol disfrazada de hombre. Murió en septiembre cuando supo que podía ser encarcelada de nuevo y decidió evitarlo quemándose a lo bonzo.

Cualquier intento de reinvindicar su memoria en el Estadio Azhadi fue reprimido y sofocado por los reponsables de la seguridad.

“Una parte de mí está feliz, pero en esencia han creado un muro”, afirmó Maryam Shojaei tras el partido del jueves. “Esto no es lo que pedíamos. No todas las mujeres pueden ir al estadio y sentarse libremente con sus hermanos, padres o maridos”.

Shojaei es hermana del capitán de la selección iraní, Masoud Shojaei, y una de las activistas que, desde el extranjero, más ha alzado la voz para reivindicar los derechos de las mujeres de su país.

Tras la abultada victoria ante Camboya (14-0), su hermano lideró el aplauso de agradecimiento que los componentes de la selección iraní le dedicaron a las mujeres allí presentes. Fue un lindo gesto. De las autoridades, ellas y nosotros esperamos mucho más.

  • PH fotos: Abedin Taherkenareh/EPA

Mabel Velarde, la ecuatoriana que encara el fútbol con mirada de género

Las mujeres ecuatorianas dieron un importante paso en su historia con el fútbol al cerrar el pasado fin de semana el primer campeonato profesional disputado en su país. Se denomina Superliga femenina y se lo adjudicó el Deportivo Cuenca tras superar al Club Ñañas por 2-0 en la final del torneo, que se juega con sistema de playoff.

El resultado fue lógico: el Deportivo Cuenca es, de los 22 participantes de la liga, el conjunto que cuenta con más jugadoras con contrato profesional. Son 13, ocho más que las cinco que exige la Conmebol (la Confederación Sudamericana de Fútbol) en la normativa que estableció este año para promover el fútbol entre las mujeres.

La cosa es así: si los equipos masculinos quieren disputar la Copa Libertadores, los clubs deben tener, al menos, un equipo mayor femenino y otro sub-16. Si no, quedan privados de la licencia para participar en el equivalente sudamericano de la Liga de Campeones europea.

Como ningún club quiere dejar de estar en la Libertadores, la fórmula está surtiendo efecto. La amenaza, ya se sabe, suple la falta de convencimiento.

“Esto es un paso, pero en Ecuador aún no existe una estructura de fútbol femenino para que las jugadoras tengan los mismos derechos y se reconozca económicamente su trabajo”, me cuenta Mabel Velarde, una de las pioneras del fútbol ecuatoriano, que antes de caminar hacia la profesionalización había celebrado cinco torneos femeninos amateurs.

Las jugadoras profesionales tienen en el país sudamericano salarios que fluctúan entre los 150 y los 700 dólares por mes, 800 al sumo si se añade la afiliación al seguro social. Las amateurs, que son la mayoría, perciben entre 30 y 100 dólares mensuales. Muchas juegan sin cobrar y también eso se pone por contrato.

“Estamos ganando terreno y estamos peleando por nuestros derechos y visibilizándonos cada vez más, pero es importante conocer las necesidades del fútbol femenino y tener personas altamente capacitadas”, añade Velarde, que disputó la recién concluida Superliga femenina con el Universidad Católica.

“En Ecuador no hay apoyo a la mujer en el deporte; la cultura es muy machista”, continúa la mediocampista, internacional con su selección en el Mundial de 2015 en Canadá.

Un ejemplo que ilustra sus palabras: en la web del Deportivo Cuenca, no aparece el equipo femenino ni siquiera ahora que se ha proclamado campeón. Los masculinos están todos.

Haber sido mundialista es sólo uno de los muchos logros de la menuda y expresiva Velarde, quien con 17 años se convirtió en la primera ecuatoriana en lograr una beca para estudiar y jugar al fútbol en Estados Unidos.

Allí permaneció cuatro años y jugó para la Lee University (Tennesse), la SE Missouri State y en San Diego. Cuando las estrecheces económicas la obligaron a emigrar de nuevo, ya había aprendido buena parte de lo que, desde entonces, intenta aplicar en Ecuador.

No es fácil. Ni siquiera para alguien como ella, que jugó también en Boca Júniors (Argentina) antes de que una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda la  obligara a parar durante un buen tiempo. Tenía 21 años y repetía lesión. Con 15, ya se había quebrado el de la rodilla derecha.

“Fueron momentos duros, pero también enriquecedores; generaron mucha paciencia y disciplina”, recuerda Velarde casi diez años después de aquella grave lesión.

Con paciencia y disciplina se sacó también el título de entrenadora y empezó a involucrarse en cuestiones de liderazgo que, en su caso, es una cualidad innata. Resultó más que evidente durante esa etapa en la que jugó con hombres en el Cuniburo, fundó la academia de fútbol que lleva su nombre y dirigió al Quito FC.

“Después me puse a jugar de vuelta porque me convocaron para el Mundial”, dice entre risas, “y fue una de las mejores experiencias de mi vida”. “Jugar en estadios llenos, pasar controles antidoping… Me llamaron la atención esos test hormonales y de sangre para ver si éramos mujeres…”, rememora.

Ese tipo de pruebas, que también se dan en el atletismo y probablemente en otros deportes, evidencian las barreras que aún hoy tenemos que franquear las mujeres en el deporte. Y perpetúan por la vía científica los gritos de «machona y marimacha» con los que aún hoy se intenta descalificar a las mujeres que osan hacer suyos terrenos tradicionalmente masculinos.

Por suerte, cada vez son más las que dan el paso. Y menos los que se atreven a usar esos términos tan peyorativos.

A Velarde, como a tantas otras, la llamaron así muchas veces. Pero eso nunca la hizo echarse atrás. Al contrario. Tras la experiencia mundialista dio un paso más en su carrera como entrenadora y se graduó con una tesis sobre cómo integrar la cuestión de género y la sexualidad en la formación de los futuros futbolistas, hombres y mujeres. Son temas tabú, incluso en los países más avanzados en estos ámbitos.

Pero la mediocampista del Universidad Católica es persistente. Y las experiencias que fue acumulando como preparadora la reafirmaron en su convicción de la necesidad de una formación integral y específica para las niñas y adolescentes que quieren practicar deporte.

“Cuando trabajas con ellas, te das cuenta de que no conocen su cuerpo, de que se asustan por cosas que son absolutamente naturales. Y los entrenadores hombres, en general, tampoco saben manejarse con situaciones que afectan específicamente a las mujeres”, explica Velarde, que también viajó por toda Sudamérica para comprobar el “paupérrimo estado del fútbol formativo femenino hasta 2018”.

De ahí, el festival de fútbol que, con la ayuda de la entrenadora alemana Martina Voss-Tecklenburg, montó en 2016 en Quito para 145 niñas. Y su interés por “fusionar el deporte y el arte corporal y fomentar el autoconocimiento para poder desarrollar sesiones de entrenamiento más específico, que ayude a prevenir lesiones también a través de una alimentación consciente”.

“Con el festival, quería masificar y visibilizar el fútbol femenino desde las bases”, cuenta Velarde, que en 2017 trabajó en Boston como entrenadora asistente durante un intenso mes.

La experiencia le abrió muchas puertas. Entre ellas, las de la Juventus, que la contrató como coordinadora del programa de niños y niñas de 5 a 18 años que el club italiano tiene en Buenos Aires. Ese mismo año, también participó del campamento que organiza la ahora archiconocida y premiada Megan Rapinoe en Nueva York para que las niñas sigan avanzando en un deporte que en su país practican en el colegio.

“Formé parte del staff y eso me permitió observar y aprender mucho”, dice la mediocampista ecuatoriana sobre la experiencia que vivió junto a la mejor futbolista del reciente Mundial de Francia, doble campeona mundial y ganadora también este año del premio The Best que otorga la FIFA.

Velarde regresó a su país con todo ese bagaje en la mochila y ahora, desde su fundación, aporta algunos de los contenidos académicos que sustentarán las licencias Conmebol que la Federación de su país otorgará para fútbol femenino y fútbol mixto.

“Se necesita más apoyo y que los clubes inviertan más recursos en las formativas de mujeres porque existe un retraso motor comparado a los hombres”, asevera la internacional ecuatoriana de 30 años.

“Es necesario educar a los entrenadores y a los dirigentes para comprender las necesidades de una deportista mujer”, prosigue, mientras ultima los preparativos del primer seminario internacional de fútbol femenino y equidad de género.

Es el último proyecto lanzado desde su fundación, se celebrará en Quito del 18 al 22 de noviembre y contará con profesionales tan relevantes como Carolina Morace, ex futbolista y gerente deportiva del AC Milán, Nicola Williams, ex seleccionadora de Australia, Marisa Sánchez, ex preparadora de la selección mexicana y la estrella española Vero Boquete, entre otras.

Allí hablarán de innovación en gestión deportiva, en táctica, en preparación física y en fisiología y ciclo menstrual de la mujer y de muchos aspectos más, semanas después de que la capital de Ecuador acoja también la Copa Libertadores femenina.

“Traer a Quito la Libertadores es un gran avance para el país y debería servir para romper estigmas sociales y culturales respecto a las mujeres”, concluye Velarde sobre el torneo que 16 equipos sudamericanos disputarán del 11 al 27 de octubre.

Con mujeres rompedoras como ella, todo parece más fácil y más cercano.

* Fotos cedidas por Mabel Velarde

Insuficiente respuesta de la FIFA a la vulneración de los derechos de las mujeres en Irán

“Las mujeres tienen que tener acceso a los estadios de fútbol en Irán”, proclamó este jueves el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en un desconcertante comunicado publicado en la web del organismo que rige el fútbol mundial.

“Nuestra postura es clara y firme”, añadió el mandatario en un intento de mostrar firmeza frente a una cuestión que ha evidenciado el doble rasero moral con el que se maneja la poderosa entidad que preside.

Fracasó en su propósito. Los cuatro párrafos de la nota en absoluto aclaran si la FIFA está dispuesta a hacer algo más que declaraciones para que las mujeres iraníes puedan, efectivamente, presenciar partidos de fútbol (masculino) en su país.

Infantino no aporta ni un solo elemento que permita pensar que eso será así. Más bien al contrario.

“Tengo esperanza en que la Federación y las autoridades iraníes sean receptivas a nuestros repetidos llamados a que reconduzcan esta inaceptable situación”, señaló el presidente de la FIFA en su exposición.

Corrección política para alimentar una ilusión que no parece tener otro sustento que lo que representantes de la FIFA están observando estos días en Irán. Si hay datos que apunten a un verdadero cambio, no han trascendido.

Los emisarios de la FIFA fueron enviados al Golfo Pérsico después de que la muerte de Sahar Khabazi (Khodayari, en la transcripción inglesa del árabe) desatara días atrás una ola de indignación entre futbolistas, clubes e hinchas de todo el mundo.

Más conocida como La chica azul, Khabazi se inmoló antes de que concluyera un proceso que, el pasado marzo, la mantuvo varios días en prisión por quebrantar la ley -no escrita- que en Irán prohíbe el acceso de las mujeres a espectáculos deportivos masculinos.

Irán es el único país del planeta que conserva esta abominable prohibición y, en el caso de Khabazi, el quebranto es cuestionable: la joven, de 29 años, fue detenida cuando intentaba acceder a la cancha del Esteghlal disfrazada de hombre. Ni siquiera pudo presenciar el choque que enfrentaba al equipo del que era fan con el Persépolis de Teherán.

A inicios de este mes, cuando acudió al juzgado para seguir el estado de su caso y supo que podría ser encarcelada de nuevo, decidió quemarse a lo bonzo. Falleció pocos días después.

Su trágica muerte sacudió la opinión pública y futbolistas como Kosovare Asllani apuntaron directamente a la FIFA.

“FIFA, es hora de actuar y no de quedarse callado. Necesitamos ayudar a las mujeres de Irán a luchar contra la segregación de género. ¡Se trata de derechos humanos!”, afirmó la capitana de la selección sueca, ahora en el C.D. Tacón.

Entonces, el organismo que preside Infantino se limitó a “lamentar la tragedia”, enviar sus condolencias a la familia de Khabazi y hacer un llamamiento a las autoridades iraníes “para asegurar la libertad y la seguridad de todas las mujeres implicadas en esta legítima lucha para acabar con la prohibición de que las mujeres entren a los estadios en Irán”.

No anunció, como le solicitan desde hace años grupos activistas y pro Derechos Humanos, sanciones a la Federación y selección iraníes si no ponen fin de una vez por todas al veto.

Y siguió sin hacerlo en el comunicado de este jueves, que en su último párrafo hasta se mostró comprensible con las excusas con las que las autoridades de aquel país han justificado su inacción.

“Estamos trabajando en las infraestructuras necesarias para permitir el acceso de las mujeres a los estadios”. “No tenemos problema en que las mujeres acudan a las canchas si el ambiente es adecuado… Pero con un lenguaje tan soez y tanta violencia entre los aficionados, no es aconsejable”, han argumentado los dirigentes políticos y federativos de Irán.

“Entendemos que son necesarios ciertos pasos y procesos antes de que esto (el acceso de las mujeres a los estadios) se pueda hacer de una manera adecuada y segura, pero ahora es el momento para cambiar las cosas y la FIFA espera una evolución positiva ya en el próximo partido de Irán como local en octubre”, señaló Infantino en su escrito.

La selección iraní recibirá a Camboya el próximo 10 de octubre en Teherán en el segundo duelo del Grupo C de la ronda clasificatoria para el Mundial de Catar 2022. Y a estas alturas, no hay ninguna certeza de que las mujeres iraníes que lo deseen puedan acudir a la cancha.

Y si lo hacen, como sugieren la FIFA y las autoridades del país situado en el Golfo Pérsico que sucederá, habrá que ver en qué condiciones y por cuánto tiempo.

Irán ya ha protagonizado varios montajes para acallar las críticas y eludir las sanciones que, según los estatutos de la FIFA, deberían serle impuestas. Su código prohíbe cualquier tipo de discriminación, incluida la de género.

Y sin embargo, el mismo organismo que aprovecha cualquier ocasión para publicitar su supuesta lucha para que el fútbol se abra definitivamente a las mujeres permite desde hace años que el único país del mundo que las aparta por ley participe en sus competiciones.

Es, además, de incoherente, incomprensible e inaceptable.

*PH fotos: Fifa.com y @openstadiums Twitter

‘La chica azul’ pone a la FIFA contra las cuerdas

Este miércoles echó a rodar la Liga de Campeones femenina y miles de mujeres europeas vivieron en la cancha la emoción de una competición que levanta pasiones.

La próxima semana arranca la Champions masculina y muchas estarán también en los estadios, en un acto de normalidad que aún hoy no es posible en todos los países del orbe.

No lo es, por ejemplo, en Irán, donde el pasado 6 de septiembre, según algunas versiones, el 9, según otras, Sahar Khabazi (Khodayari, en la transcripción inglesa del árabe) perdió la vida tras inmolarse a causa de un proceso iniciado el pasado marzo, cuando intentó presenciar un partido de la liga masculina de fútbol disfrazada de hombre.

Sólo como hombre podría haber accedido a la cancha del Esteghlal, el club de Teherán al que hasta entonces seguía en la obligada distancia.

Por desgracia, su disfraz no fue lo suficientemente convincente como para burlar a los guardianes de las supuestas esencias femeninas y, con un pie ya en el estadio, Khabazi fue arrestada por haber infringido la ley que impide la entrada de mujeres a espectáculos deportivos masculinos.

La joven, de 29 años, fue liberada días después de su detención. Pero cuando el pasado 1 de septiembre acudió al juzgado a recuperar su móvil y seguir el estado de su caso, supo que podía ser encarcelada de nuevo. Khabazi decidió abortar esa posibilidad: se quemó a lo bonzo a la salida de la corte. Falleció días después con el 90 por ciento de su cuerpo calcinado.

Según recoge el diario iraní Rokna, su hermana señaló en una entrevista que Sahar, que supuestamente había intentado suicidarse con anterioridad, sufría un trastorno bipolar que podría haberse agravado durante su estancia en la prisión de Garchak.

Sea como fuere, el fondo de la cuestión no varía. La trágica muerte de ‘La chica azul’ -así apodada porque de azul viste el Esteghlal– ha puesto el foco sobre la imperiosa necesidad de acabar de una vez por todas con una prohibición que atenta contra los derechos fundamentales de las mujeres.

La norma en cuestión data de 1980, es única en el mundo y de manera no escrita prohíbe la entrada de las mujeres a los recintos donde se disputan competiciones masculinas. La instauraron los sectores políticos y religiosos más conservadores de Irán poco después de que el país se convirtiera en una república islámica.

Y sigue en vigor, pese a las crecientes voces a favor de su derogación y a que las mujeres sí pueden asistir a los partidos de casa de la selección femenina de fútbol, que están vetados para los hombres.

Las protestas llegaron estos días de todas partes. En Irán, el capitán de la selección masculina de fútbol, Masoud Shojaei, conmocionado por la muerte de Khabazi, atribuyó la prohibición a un “pensamiento podrido y desagradable del pasado”.

“De la misma manera que a nosotros nos sorprenden las viejas limitaciones establecidas para las mujeres, las generaciones futuras se asombrarán al descubrir que a las mujeres se les prohibió ingresar a los estadios deportivos en nuestro tiempo”, escribió Shojaei en Instagram.

“El origen de tales limitaciones es el pensamiento podrido y desagradable del pasado y será incomprensible para la próxima generación”, agregó bajo una foto de una vela sobre fondo negro.

El capitán iraní secundó así a su hermana Maryam, que en los últimos años aprovechó los partidos que el equipo Melli disputó fuera de su país para hacer campaña a favor de la entrada de las mujeres a los estadios.

Como fundadora de My Fundamental Right (Mi Derecho Fundamental) y con su pasaporte canadiense, Maryam Shojaei viajó al Mundial masculino de Rusia 2018 para denunciar la situación e instar a la FIFA a que sancionase a la Federación iraní de fútbol expulsándola de todas sus competiciones si no había cambios inmediatos. No le hicieron caso. Pero ella no ha dejado de insistir.

No es la única en la batalla. La da también un grupo de activistas iraníes que buscan acabar con la discriminación bajo el nombre de Open Stadiums (Estadios abiertos).

“Si la humillación, la detención y la prisión no eran suficiente para la FIFA para tomar cartas en el asunto, ahora una de nosotras se autoinmoló para demostrar que las mujeres iraníes también quieren ver fútbol”, tuiteó el lunes esta organización.

El organismo rector del fútbol mundial se limitó hasta ahora a las palabras. Y a participar de la representación urdida por las autoridades iraníes para hacer creer que las cosas estaban cambiando.

En noviembre de 2018, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, fue invitado a un partido en Teherán al que también asistieron cientos de mujeres iraníes con la autorización de los dirigentes locales. Para Infantino, aquello fue “una señal trascendental de progreso”. Para Maryam Shojaei, un montaje. Para Human Rights Watch, una farsa.

“Sin garantías para que las mujeres pudieran comprar boletos y al sentarse con mujeres colocadas para que las viera, Infantino formó parte de una farsa. Fue una traición terrible para las mujeres iraníes que le han suplicado por escrito durante años que tome medidas al respecto”, afirmó Minky Worden, directora de iniciativas globales de esta organización pro Derechos Humanos.

La FIFA, en cualquier caso, siguió sin intervenir de manera contundente.

Y cuando el pasado 6 de junio, un día antes de la inauguración del Mundial femenino de Francia 2019, varias mujeres fueron detenidas por intentar asistir a un amistoso entre Irán y Siria, Infantino no pasó de expresar su alarma a través de una carta dirigida al presidente de la Federación iraní.

En la misiva, a la que tuvo acceso el Centro para los Derechos Humanos en Irán con base en Nueva York, Infantino también pedía que, a más tardar el 15 de julio, le detallaran los “pasos concretos” que se iban a dar para garantizar que las mujeres iraníes pudieran asistir a los partidos clasificatorios de su selección para el próximo Mundial masculino, el de Catar 2022.

El 15 de julio quedó atrás. E Irán inició su andadura pre mundialista frente a Hong Kong unos días después de la muerte de Khabazi. No consta, sin embargo, ninguna respuesta de la Federación iraní a la FIFA, más allá de una vacua declaración del ministro de Deportes del país situado en el Golfo Pérsico: “Estamos trabajando en las infraestructuras necesarias para permitir el acceso de las mujeres a los estadios”.

Pregunta retórica: ¿Qué infraestructuras pueden necesitar las mujeres que no necesiten los hombres para acceder a una cancha de fútbol?

Interpelada desde varios frentes, la poderosa organización que preside Infantino acabó lamentando la muerte de La chica azul en un comunicado en el que también conminó a las autoridades iraníes a acabar con la ignominiosa prohibición.

“Estamos al corriente de la tragedia y la lamentamos profundamente. Enviamos nuestras condolencias a la familia y amigos de Sahar y reiteramos nuestros llamamientos a las autoridades iraníes para asegurar la libertad y la seguridad de todas las mujeres implicadas en esta legítima lucha para acabar con la prohibición de que las mujeres entren a los estadios en Irán”, señaló la FIFA en su nota.

En su cuenta de Twitter, sin embargo, no hizo ni una sola mención a la trágica y lamentable desaparición de la joven activista. Un día antes, sí había retuiteado las condolencias de la Concacaf por la muerte del arquero de la selección de Curazao Jairzinho Pieter.

Futbolistas, periodistas y diversas personalidades iraníes, clubes de todo el mundo -el Barcelona y la Roma, entre ellos- y organizaciones internacionales pro Derechos Humanos  sí mostraron su repulsa a través de las redes sociales.

“Tengo una plataforma y nunca he tenido miedo de alzar mi voz cuando es necesario. Esto es una tragedia y no puede continuar. FIFA, es hora de actuar y no de quedarse callado. Necesitamos ayudar a las mujeres de Irán a luchar contra la segregación de género. ¡Se trata de derechos humanos!”, clamó Kosovare Asllani, la capitana de la selección sueca y flamante fichaje del C.D. Tacón, en Twitter bajo el hashtag #SaharKhodayari.

La secundaron algunas de sus compañeras de selección, otras futbolistas, mujeres y hombres de todo el mundo. En España, numerosos clubes de la Segunda División y de categorías inferiores tiñeron de azul sus escudos en homenaje a La chica azul, pidieron guardar un minuto de silencio antes de sus partidos de este fin de semana e incluso invitaron a sus hinchas a que acudan a la cancha vestidos de azul.

La FIFA comienza a quedarse sin margen para no ir más allá en su reacción. Su discurso en pro de la igualdad de género en el fútbol que tanto publicitó durante el reciente Mundial femenino caerá en saco roto si no toma medidas contundentes de manera inmediata.

¿Dará un paso adelante o mantendrá su injustificable postura para preservar sus intereses económicos y sus equilibrios políticos?

Miles de mujeres en Irán quieren asistir a los partidos de clasificación para el Mundial de Catar que su selección disputará en octubre como local. Y si eso no es posible, ellas y medio mundo esperan que la todopoderosa organización cumpla con el artículo 4 de su propio reglamento, que dice así: “Está estrictamente prohibida y es sancionable con suspensión o expulsión cualquier discriminación contra un país, una persona o un grupo de gente a causa de su raza, color de piel, etnia, origen social o GÉNERO”, entre un largo etcétera.

  • Fotos sacadas de Twitter

Y para empezar la Primera Iberdrola, un nuevo (viejo) clásico

La liga femenina de fútbol arranca hoy en España por todo lo alto con un clásico que no existía y promete justificar su apelativo con una rivalidad que ya se intuye. Aunque los precedentes sean nulos, nadie ha resistido la tentación de calificar así al choque que esta tarde enfrentará al Barcelona con el CD Tacón, el club bajo el que se esconde el futuro Real Madrid.

Le viene bien a la liga, que estrena nombre: Primera Iberdrola; a los clubs, que han encontrado un nuevo acicate para reforzarse; y a los medios de comunicación, que siempre agradecen los productos de venta fácil.

Un Barcelona-Real Madrid, ya se sabe, resulta mucho más atractivo que un Barcelona-Tacón, un equipo modesto y con problemas de liquidez hasta que el club blanco decidió aprovechar su estructura y su recién lograda plaza en primera división para subirse a la ola del (mal) llamado fútbol femenino.

“La entrada del Real Madrid aportará más seguidores a la liga y más competitividad”, estimó la defensa del Espanyol Elba Vergés, en declaraciones a Catalunya Ràdio.

Hasta hace poco más de tres meses, el Real Madrid se había negado reiteradamente a entrar en una competición que llevaba años luchando por hacerse con un hueco entre la amplia oferta deportiva. El acaudalado Florentino Pérez nunca mostró el más mínimo interés en contribuir a que el deporte femenino creciera a través del fútbol o de otras disciplinas.

Y es posible que, en realidad, siga sin tenerlo. Pero, en unos días, el presidente blanco someterá al voto de la Asamblea General de su club la absorción oficial del Tacón (acrónimo de trabajo, atrevimiento, conocimiento, organización y notoriedad), al que ya inyectó un millón de euros, según las cifras publicadas por diversos medios.

Las cantidades no han trascendido de manera oficial. Pero, de otro modo, el humilde club madrileño no habría podido acometer los fichajes de jugadoras tan consolidadas como las brasileñas Daiane Limeira (PSG) y Thaisa Moren (Milan), y la inglesa Chioma Ubogagu (Orlando Pride), y menos aún de estrellas como la francesa Aurelie Kaci (Olympique de Lyon) y la sueca Kosovare Asllani (Linköping), a la que también acompañará su compatriota Sofia Jakobsson (Montpellier). También se incorporaron las españolas Ainoa Campo (Madrid CFF) y  Ana Vallés (Rayo).

Al parecer, las presiones de quienes quieren que el fútbol femenino crezca, ya sea por convencimiento o por interés comercial, y el creciente negocio han acabado convenciendo a Florentino Pérez de que el Real Madrid no podía seguir al margen de una liga en la que Atlético de Madrid y Barcelona llevan años muy bien posicionados.

La apuesta que ambas entidades hicieron por profesionalizar su equipo femenino en 2015  (Barcelona) y 2016 (Atlético) se ha visto recompensada con títulos de Liga, Copas de la Reina y participaciones en la Liga de Campeones que han fortalecido su imagen.

El club rojiblanco, que creo su equipo femenino hace 18 años, puede presumir de haber dominado la competición doméstica los últimos tres, mientras que el azulgrana -que lo hizo 21 años atrás- conquistó en ese mismo tiempo dos Copas y fue finalista de la Champions la pasada temporada, un logro que llegó incluso antes de lo esperado.

Atlético y Barcelona pueden vanagloriarse asimismo de haber congregado a 60.739 hinchas el curso pasado en el Wanda Metropolitano. Nunca antes, ni en España ni el mundo, habían asistido tantas personas a un choque entre clubes femeninos.

Para entonces, las futbolistas ya habían demostrado su sobrada capacidad para ofrecer espectáculo, si les dan la oportunidad y unas mínimas condiciones. Al calor del reciente y exitoso Mundial de Francia, éstas han mejorado en la temporada que comienza. En general, los equipos cuentan con mayores recursos gracias al aumento de patrocinadores y a los derechos de televisión. El canal televisivo GOL continuará contribuyendo a la visibilidad con la emisión de dos partidos en abierto por fecha.

La entrada de la Federación española de fútbol (RFEF) como nuevo ente organizador del campeonato no ha conseguido, sin embargo, que las jugadoras puedan disputar esta nueva liga con la seguridad de tener un convenio colectivo que las respalde. Esa batalla se seguirá librando en los despachos, mientras la mayoría de futbolistas deberán rendir como profesionales con salarios y recursos de amateurs.

“Comenzamos ahora un camino apasionante, un verdadero reto que logrará situar a este deporte en el lugar que se merece”, aseguró la semana pasada Luis Rubiales, presidente de la RFEF, en la presentación de la Primera Iberdrola.

Después de no pocas disputas y numerosas críticas, esta temporada, la Federación ha arrebatado a la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF) la organización del torneo argumentando que su propuesta será definitiva para que la disciplina se consolide y crezca.

“Juntos trabajaremos para lograr que en seis años las niñas y jóvenes españolas practiquen el fútbol como deporte mayoritario en este país; para avanzar en la profesionalización del fútbol femenino y fomentar el fútbol base, alcanzando la excelencia y la máxima calidad en nuestras selecciones nacionales, apoyando a los clubes y a las jugadoras”, añadió Rubiales en la puesta de largo.

Entre las novedades introducidas por la RFEF, destaca la obligatoriedad de que los clubes participantes en la competición cuenten con un mínimo de tres equipos de fútbol base. Si se cumple, sus efectos no tardarán en notarse.

La incorporación de una cuarta árbitra a los partidos y del nombre de las jugadoras en las camisetas son medidas de menor calado que, no obstante, también deberían contribuir a que la hinchada se familiarice con las protagonistas.

Algunas, como las azulgrana Caroline Graham Hansen, fichada del Wolfsburgo alemán, y Jennifer Hermoso, repescada del Atlético, ya son conocidas por el gran público.

Esta tarde estrenarán el nuevo curso con la camiseta del Barcelona en el Estadio Johan Cruyff. Es la nueva casa del equipo catalán y, probablemente, el mejor escenario para acuñar un nuevo (viejo) clásico del fútbol español.

*PH fotos: FC Barcelona

Cuando ser invisible no hace gracia

De las muchas polémicas que se generan diariamente en la hoguera de Twitter, esta semana me interesó especialmente la surgida a raíz de una fotografía en la que aparecían cuatro astros del fútbol con nombre y apellidos y una única estrella, casualmente sin identificar.

Sports Center, “el noticiero del deporte mundial” que se emite en la afamada ESPN, no supo o no quiso saber quién era la mujer que posaba junto a los azulgrana Lionel Messi, Frankie de Jong, Carles Puyol y Sergi Roberto el día en que el Barcelona inauguró el Estadio Johan Cruyff. Y sin ningún tipo de pudor, tuiteó la foto nombrando sólo a los futbolistas, como si Marta Torrejón no apareciera en la instantánea.

Así, a sus 29 años, a la capitana del Barcelona y de la selección española hasta el pasado Mundial le pasó lo que a muchas mujeres les sucede a partir de los 50: se convirtió en invisible.

Y eso que, de los cinco personajes que sonreían a la cámara, ella será la única que juegue en el estadio que se inauguraba, a partir de ahora la casa del Barcelona femenino, del Barça B y del Juvenil A. Puyol ya está retirado y Messi, De Jong y Sergi Roberto tienen el Camp Nou a su disposición.

A los colegas de Sports Center les dio igual ese detalle. O se les pasó por alto. Si no conocían a Marta Torrejón, no podían deducirlo. Y como tampoco hicieron su trabajo, averiguar quién era la mujer que, por algún motivo, aparecía en la fotografía, obviaron que allí había un quinteto.

Está muy mal. Pero mucho peor está que se invisibilice a una mujer, sea o no futbolista, de manera consciente. Como proclamó el escritor y filósofo francés George Steiner a principios del siglo XX, lo que no se nombra no existe.

Por eso, durante más de 20 años, las futbolistas -como muchas otras mujeres- no existieron a los ojos del gran público. No se las nombraba: no aparecían en los medios de comunicación, no tenían altavoces y, cuando figuraban en alguna publicación, a menudo eran objeto de mofa.

También por eso, recién en los últimos tiempos empiezan a existir: los medios comienzan a prestarles cierta atención -sucedió, especialmente, en el reciente Mundial de Francia-, les ponen nombre y apellidos, las ven, aunque Sports Center se olvidara de hacerlo con Torrejón.

No cometió el mismo error el Barcelona, que sí mencionó a su capitana en su cuenta de Twitter. No podía ser de otra manera. Tampoco diversos usuarios de esta red social, que enseguida repararon en la clamorosa ausencia y, al tiempo que la denunciaban, recordaban el currículum de Torrejón.

No es un dato menor: más allá de su condición de capitana, la catalana es la jugadora con más partidos internacionales en la historia de la selección española y ha conquistado cuatro Ligas (tres con el Barcelona y una con el Espanyol) y cinco Copas de la Reina (tres como blanquiazul y dos como azulgrana), un palmarés sin duda notable, que logró mientras se licenciaba como bióloga.

Hace unos días, además, Torrejón anunció su retirada de la selección y ésta le rindió tributo a través de las redes sociales y en su web. Su cara estaba reciente.

Si establecemos un paralelismo perverso con los hombres, ¿alguien podría imaginar que, en una foto similar, no identificaran a Iker Casillas, el jugador con más internacionalidades con La Roja y ganador de cinco Ligas y dos Copas de Rey con el Real Madrid? Huelga la respuesta.

Marta Torrejón fue diplomática y no se pronunció sobre el desliz. En su cuenta de Twitter, se limitó a retuitear la foto del Barcelona, que sí la identificaba. En Instagram, optó por una instantánea sobre el césped del nuevo estadio y calificó de “gran noche” el festejo que estrenó la nueva casa de las azulgrana.

Quizás no hubiera sobrado que alzara su voz. Otras jugadoras y algunos usuarios de Twitter hicieron la queja por ella y Sports Center acabó eliminando el tuit de su cuenta, sin pedir disculpas ni hacer ningún comentario al respecto.

Yo cierro con uno: ese sueño que muchas tuvimos cuando éramos niñas de poder hacernos invisibles para aparecer y desaparecer a nuestro antojo se torna en pesadilla cuando, ya adultas, luchamos por que se nos visibilice en áreas en las que los hombres nos convirtieron en invisibles al no nombrarnos.

*PH foto de portada: Pere Puntí (Mundo Deportivo)

*PH foto texto: FC Barcelona

Cruyff, el as en la manga del Barcelona femenino

A menos de una semana para la inauguración oficial del Estadio Johan Cruyff, me pregunto qué le parecería al genio holandés que la cancha que lleva su nombre vaya a ser conocida en el mundo gracias al Barcelona femenino.

Aunque allí también jugarán el Barça B y el Juvenil A masculinos, serán las mujeres las que popularizarán el estadio que homenajea al Profeta en sus partidos de la Liga de Campeones y en la cada vez más seguida Primera División femenina, la ahora denominada Primera Iberdrola.

Referente mundial del fútbol con independencia de género, la figura de Cruyff está ligada, sin embargo, al primer equipo masculino y a La Masia, famosa por alumbrar a grandes deportistas varones. Las niñas que asimismo se forman en el vivero azulgrana siguen pasando desapercibidas. Quizás en el futuro también eso cambie.

Desconozco si al Holandés Volador le interesaba el fútbol jugado por mujeres o si tenía alguna opinión formada al respecto. De las muchas frases que Cruyff dejó para los anales del fútbol, no recuerdo ninguna que se refiriera a las futbolistas. Tampoco la encuentro en ninguno de los muchos anecdotarios que recogen sus genialidades.

La mayoría, en realidad, son generalidades sobre el propio deporte, igual de válidas cuando lo juegan hombres que cuando lo hacen mujeres.

Como muestra, un botón: “Jugar al fútbol es muy sencillo, pero jugar un fútbol sencillo es la cosa más difícil que hay”.

En el último lustro, el Barcelona femenino ha intentado abrazar esa máxima para escalar posiciones en el creciente mercado futbolístico de las mujeres. Y no le ha ido mal: dos Ligas (2013-14 y 2014-15), tres Copas de la Reina (2013-14 , 2016-17, 2017-18) y una -la primera en su historia- final de Champions, perdida este año ante el Olympique de Lyon.

Las azulgrana esperaban más en la competición doméstica. Pero el Atlético de Madrid también se profesionalizó en 2016 -el Barcelona lo hizo en 2015- y, en una serie fabulosa, encadenó las últimas tres Ligas, a las que sumó la Copa de la Reina de la temporada 2015-16.

Contar con una nueva cancha, más moderna y con vestuario propio, no garantiza mayor rendimiento ni mejores resultados. Pero no es descartable que, como hogar propio que será, se convierta en una nueva arma para las azulgrana. En cualquier caso, contribuye a reforzar la apuesta del Barcelona por su equipo femenino.

“Inauguramos un estadio donde la igualdad es ley”, asegura uno de los eslóganes con los que la entidad catalana publicita estos días el próximo estreno.

Es una buena declaración de intenciones, que deberá convertirse en realidad. En el Barcelona y en el mundo, la igualdad está aún lejos de ser ley para las futbolistas, que en el caso español siguen luchando por lograr un convenio colectivo que les garantice un sueldo mínimo. Sin él, la dedicación exclusiva es casi imposible, el amateurismo, la norma.

Por fortuna para ellas, muchas de las jugadoras azulgrana ya cobran ese mínimo exigible y algunas hasta lo superan con cierta holgura porque la profesionalización de la sección atrajo a patrocinadores justo en el momento en el que mercado femenino del fútbol empezaba a intuir un despegue que hoy es ya una realidad.

Tampoco sé qué pensaría de esto Cruyff, que en la década del 90 se quejó de lo mucho que, según él, el Barcelona pagaba a Jose Montero, una de las estrellas del equipo azulgrana de baloncesto.

Las malas lenguas decían que al holandés le molestaba profundamente que el club invirtiera en secciones que atraían mucho menos público que su Dream Team.

Pero ésa, precisamente, fue una de las características que siempre distinguió al club azulgrana, el carácter polideportivo, que aumentó su leyenda y medio salvó temporadas cuando las vacas flacas imperaban en el fútbol (masculino).

Pensar que Cruyff renegaría hoy por el dinero que el Barcelona invierte en el equipo femenino y, por tanto, no va al masculino es una especulación sin mayor fundamento. Como lo es también el creer que El Profeta se adaptaría a los nuevos tiempos, seguiría el ejemplo de otros ilustres y contribuiría con su autorizada voz a luchar por que las mujeres puedan jugar al fútbol en igualdad de condiciones.

Pero prefiero quedarme con esto último, si se trata de especular. Y convertir al femenino otra de las célebres frases del genio, que aplica perfectamente a lo que sucederá el 8 de septiembre cuando las azulgrana estrenen la nueva liga y el Estadio Johan Cruyff ante el Tacón: “Cuando salgáis al campo mirad la grada y pensad que todo eso lo han hecho para vosotras. Así que salid al campo y disfrutad”.

*PH foto de portada: Germán Parga/FC Barcelona

La francesa Frappart pone una pica en Flandes

La francesa Stephanie Frappart puso ayer una pica en Flandes al superar con nota el tremendo reto que tenía ante ella: arbitrar la final de la Supercopa de Europa entre Liverpool y Chelsea sin generar la más mínima polémica.

Las decisiones de la primera mujer en dirigir un duelo masculino de semejante envergadura fueron tan impecables que ni siquiera los futbolistas, tan tendentes a protestar todo, las cuestionaron como acostumbran a hacerlo.

Al contrario. La colegiada gala, de 35 años, apenas escuchó quejas de los jugadores, que asumieron con aparente normalidad e inusual buen comportamiento su extraordinaria presencia entre ellos. Las de Adrián San Miguel, el portero del Liverpool, fueron tan tímidas que invitaron a pensar que Frappart también acertó cuando decretó el penal que supuso el empate 2-2 para el Chelsea, con el partido ya en la prórroga.

La primera gran copa del nuevo curso la levantó al final el vigente campeón de Europa, pero la jueza y sus asistentas fueron las primeras en ser agasajadas por su labor. Lo merecieron sin ningún tipo de duda.

Habitualmente seria, Frappart, esbozó entonces una amplia sonrisa de satisfacción por el trabajo bien hecho. Lo mismo hicieron sus asistentas, la también francesa Manuela Nicosi y la irlandesa Michelle O’Neal, cuyo acierto a la hora de señalar fueras de juego nada evidentes fue más que notable.

Quizás sobre eso bromeaba el brasileño Emerson Palmieri a la media parte en el túnel de vestuarios, cuando se le vio comentar algún lance con Nicosi. De las sonrisas y los gestos de la asistenta se dedujo su respuesta: sabes que tenía razón. El lateral del Chelsea le tendió la mano y convino con una gran sonrisa.

En España, los comentaristas del canal que retransmitió el partido calificaron de “muy bueno” el arbitraje de Frappart y su equipo y destacaron la precisión de sus ayudantes, que “acertaron en todos los ajustados fueras de juego que señalaron”, en su opinión.

Acertó también la UEFA al arriesgarse a elegir a una mujer para dirigir el partido que enfrenta a los campeones de las dos máximas competiciones masculinas en Europa. Frappart se lo había ganado a pulso con su actuación en el reciente Mundial femenino de Francia. Pero cualquier posible error de bulto habría sido interpretado en clave de género y no de otros factores.

Las reticencias a que las mujeres se desempeñen con normalidad en un mundo aún tan masculino como el fútbol siguen siendo grandes. Hasta el punto de que, antes que Frappart, sólo la alemana Bibiana Steinhaus había arbitrado un partido de una de las cinco grandes ligas masculinas de Europa, la Bundesliga, en 2017.

Por eso, el recibimiento que Frappart tuvo el pasado abril en la cancha del Amiens, cuando dirigió su primer partido en la Ligue 1 -la primera división francesa-, fue extraordinario, una rareza.

“Bienvenida al Estadio de la Licorne, señora Frappart. ¡Larga vida a las mujeres en el fútbol!”, escribieron los hinchas locales en un pancarta.

La colegiada ya se había desempeñado con éxito en la segunda división francesa. Y continuó haciéndolo en el Mundial femenino celebrado este año en su país, donde dirigió varios encuentros antes de recibir el premio de arbitrar la final entre Estados Unidos y Holanda.

Su buena actuación la colocó en el camino de seguir los pasos de Nicole Petignant, la jueza suiza que dirigió tres partidos de la ronda clasificatoria de la Copa de la UEFA -la ahora denominada Liga Europa– entre 2004 y 2009.

“Para mí es lo mismo, se arbitra igual; el fútbol es el mismo, con las mismas reglas, haré lo mismo que en las ligas femeninas”, había afirmado Frappart en la previa de la Supercopa disputada en Estambul.

Sin embargo, ella tuvo que comparecer en rueda de prensa, algo que rara vez hacen sus colegas masculinos se enfrenten al partido que se enfrenten.

“La presión es diferente, eso sí. Sé muy bien que la gente estará esperando a ver cómo lo hago”, concedió la francesa, una jueza que en la cancha siempre da la sensación de estar muy segura de sus decisiones.

Ayer no fue una excepción. Frappart no dudó al anular dos goles por -ajustado- fuera de juego. Ni a la hora de sacar las dos únicas amarillas que mostró en todo el choque. Ni cuando señaló el penal que permitió el empate del Chelsea y que a través de la televisión fue difícil de juzgar. El VAR ratificó la determinación de la colegiada.

La menuda jueza gala respondió de manera tan formidable a la presión que su labor pasó desapercibida, como corresponde a todo buen arbitraje, y abrió la puerta a que otras colegiadas puedan dirigir partidos masculinos de primer nivel.

“Hoy estoy feliz de participar en un día histórico para el fútbol. Ya era hora de que una mujer arbitrara un gran partido masculino”, concluyó Jürgen Klopp, el entrenador alemán del Liverpool.

Si el fútbol y sus dirigentes creen de verdad en la igualdad, el ejemplo debería cundir.

Un mes después del Mundial femenino de fútbol: iniciativas diversas, pequeños avances

¿Sirvió el reciente Mundial de Francia para el avance de las mujeres en el fútbol? Me hago la pregunta pasado un mes de la conclusión de la Copa del Mundo más exitosa de la historia, cuando algunas ligas empiezan a preparase para su nuevo inicio.

El tiempo transcurrido es escaso para sacar conclusiones, pero ya hay algunos indicios que invitan a pensar que sí.

Entre ellos, están los cambios anunciados en la liga española, la llamada Liga Iberdrola, que apuntan a una mayor profesionalización de la competición femenina, después de que la selección española alcanzara unos históricos octavos de final en Francia 2019.

Más allá de la nueva nomenclatura (la primera y la segunda división se denominarán a partir de ahora Primera Iberdrola y Reto Iberdrola), que tiene que ver con una cuestión de marketing, la creación de una Supercopa y la obligación de que los clubes tengan al menos tres equipos en categorías inferiores refuerzan la proclamada apuesta de la Federación española por caminar hacia la progresiva igualdad  también en el fútbol.

La Supercopa permitirá que los hinchas tengan una ocasión más de ver en acción a las mejores futbolistas y se enganchen a un torneo que, previsiblemente, seguirá ganando adeptos la próxima temporada.

La cadena de televisión GOL no habría optado por ofrecer dos partidos en abierto por jornada si sus cálculos no apuntasen a un aumento de televidentes, como ya sucedió en el Mundial de Francia. Entonces, el canal vio premiadas sus más de 150 horas de programación especial con una audiencia acumulada de más de 12 millones de espectadores y 280.000 de media por partido, cifras nada desdeñables.

La incorporación del Real Madrid a la liga a través del C.D. Tacón aumentará, sin duda, la competitividad de un campeonato monopolizado por Atlético de Madrid y Barcelona en las últimas temporadas.

De entrada, la inyección económica del club blanco ya ha permitido que el otrora modesto Tacón fiche a jugadoras del calibre de la sueca Kosovare Asllani, su compatriota Sofia Jakobsson, la francesa Aurélie Kaci o la brasileña Thaisa Moreno.

Con su incorporación, el Tacón aspira a plantar cara a rojiblancas y azulgranas y a hacerse un hueco entre la élite antes de adoptar el nombre del Real Madrid.

El mayor número de futbolistas internacionales en la Primera Iberdrola y el regreso de algunas españolas que jugaban en el extranjero confirma, además, un aumento en los presupuestos de los equipos que redundará en un torneo más disputado.

A ello también contribuirá la obligación de contar con, al menos, tres equipos en categorías inferiores, la decisión más trascendente con perspectiva de futuro. Las niñas podrán así jugar y competir, demostrar y medir sus cualidades, decidir, en definitiva,  si quieren dedicarse profesionalmente al fútbol. Los equipos, por su parte, contarán con una base para nutrir su primera plantilla al tiempo que desarrollan un estilo y un método.    

En esa misma línea se ha movido la Federación chilena al alumbrar por primera vez en su historia una selección femenina sub 15 con carácter permanente. Era una de las peticiones del cuerpo técnico de la absoluta y del sindicato de futbolistas tras el buen debut de La Roja en Francia 2019, el primer Mundial de su historia.

Así, el pasado 3 de agosto, un grupo de niñas de 11, 12 y 13 años se vistió la camiseta de la selección chilena y disputó su primer partido amistoso oficial frente al Club Unión Araucanía. Seguirán trabajando de manera regular a las órdenes de Andrés Aguayo, que incidirá especialmente en su preparación física.

“El objetivo es iniciar los estándares de selección a una edad mucho más temprana de lo que se estaba haciendo hasta ahora. Tenemos acá jugadoras de 11, 12 y 13 años que ya están viviendo la manera de trabajar de las selecciones nacionales, con los compromisos y dedicación que ello conlleva. Todos estos pasos nos llevarán a afrontar las competencias con una preparación mucho más adecuada”, afirmó José Letelier, el seleccionador de la absoluta y encargado de supervisar las inferiores.

En Argentina, el avance se ha confirmado con la profesionalización de algunos clubes, después de que las albicelestes protagonizaran también el mejor Mundial de su historia.

El último ha sido Boca Júniors, que recién este jueves hizo contrato profesional a las futbolistas de su primera plantilla. Mientras algunas de sus colegas lograban el pase para disputar frente a Colombia la final de los Juegos Panamericanos que se celebran en Lima y confirmar así su evolución, ‘Las Gladiadoras’ xeneizes estampaban su firma en un contrato que, de momento, sólo se extenderá por una temporada.

La vía de la reclamada profesionalización la abrió San Lorenzo el pasado abril al convertirse en el primer club argentino en hacer contrato a las 15 jugadoras del plantel femenino. La iniciativa de El Ciclón fue seguida por River Plate y UAI Urquiza, el vigente campeón, el pasado 17 julio.

«Cuando empecé a jugar supe que quería dedicarme a esto toda mi vida, pero pensé que tendría que irme a hacerlo a otro país. Esto hasta hace poco no se imaginaba y hoy es una alegría inmensa», señaló la millonaria Justina Morcillo el día que rubricó su nuevo vínculo con River.

La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) ya había anunciado el pasado mes de marzo la creación de la Liga Femenina de Fútbol Profesional y había dado 90 días a los 16 clubs que componen la primera división del país para regularizar la precaria situación de sus futbolistas. La AFA se comprometió entonces a inyectar 120.000 pesos a cada entidad para ayudar a pagar los sueldos.

De momento, sólo cuatro -los más poderosos- se han colocado en la línea de salida de una carrera llamada a elevar el nivel de la competición del país sudamericano.

En Escocia, cuya selección también debutó con nota en el Mundial de Francia, los Rangers decidieron así mismo dotar de más medios a su cantera y equipo femeninos e integrarlos por completo en la estructura del club, que hasta el pasado julio era sólo masculino.

En Estados Unidos, en cambio, siguen esperando la prometida igualdad salarial, que no llega. Tras asegurar que las demandas salariales de las futbolistas serían atendidas sin necesidad de que la justicia se pronunciara, el presidente de la Federación estadounidense de fútbol, Carlos Cordeiro, busca ahora argumentos para desdecirse y no pagar a las jugadoras de la tetracampeona mundial igual que a sus pares masculinos.

De modo global, los efectos del Mundial llamado a cambiar la historia de las mujeres en el fútbol apuntan hacia el inevitable progreso. Pero el camino es largo y recién se empezó a recorrer.