Liga femenina de fútbol: convenio laboral histórico, situación paradójica

Costó 502 días y 29 reuniones. Pero, al fin, las futbolistas de la liga española lograron su convenio laboral. Para las mujeres, es el primero en la historia de este deporte en todo el mundo. El dato habla por sí solo.

Y sería absurdo pensar que no es un paso adelante. Lo es. Aunque tenga algunos peros. Y llegue en medio de una paradoja: la creciente dificultad para ver partidos femeninos por televisión.

La guerra por los derechos televisivos que antes afectó a la liga masculina se ha desatado también en la competición femenina en cuanto ésta ha olido a negocio.

Eso es lo que realmente mueve a algunos estamentos, clubes y, por supuesto, empresas audiovisuales. Para ellos, contribuir a la igualdad en el deporte y a que las mujeres sean tratadas como profesionales es un objetivo menor.

Aun así, no dejemos que los negociantes nos jodan la fiesta. A partir de esta semana y con efecto retroactivo hasta el 1 de julio de 2019, las futbolistas de la Primera Iberdrola contarán con unas condiciones laborales que las sitúan en el camino de la plena profesionalidad.

“El convenio es sólo la primera piedra de un proyecto próspero para el fútbol femenino”, afirmó Ainhoa Tirapu, jugadora del Athletic Club y portavoz de las futbolistas en este conflicto.

“El convenio es fruto del coraje, la humildad y valentía de jugadoras”, destacó David Aganzo, presidente de Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), el sindicato mayoritario.

El documento firmado tras el intento fallido de enero asegura un salario mínimo de 16.000 euros a las futbolistas que trabajen a jornada completa. Y un 75 por ciento de esa cantidad, es decir, 12.000 euros, a las que lo hacen de manera parcial. Estas últimas ganan un 25 por ciento más de lo que percibían hasta ahora.

Estas cifras, que algunos clubes calificaron de inasumibles meses atrás, se convirtieron  en asumibles cuando Mediapro garantizó 100.000 euros anuales a 11 de los 16 clubes que componen la Primera Iberdrola.

La productora compró con ese dinero (1,1 millones anuales) los derechos televisivos de esos clubes para la liga y la Copa de la Reina, así como la publicidad estática de sus canchas. Sigue sin poseer los de Barcelona, Athletic Club, Tacón y Madrid C.F.F. El Sevilla negocia los suyos por su cuenta.

Así se explica que este fin de semana, por ejemplo, la hinchada no pueda ver por televisión los duelos que disputan algunos de los mejores equipos de la liga (Logroño vs Barcelona, Betis vs Athletic Club hoy y Levante vs Tacón y Madrid C.F.F vs Atlético mañana), cuando ésta encara su recta final.

Es un absurdo que sólo explican los intereses económicos de quienes manejan el dinero. Mediapro intenta presionar a los clubes que van por libre para que acaben subiéndose a su carro. Y no le importa si, en esa batalla, perjudica la visibilidad de liga femenina y a los fans.

¿Es un contrasentido? Parece. El interés por la competición femenina aumentó tras el pasado Mundial de Francia porque los fans pudieron ver los partidos por televisión. Los televidentes revalorizaron el producto. Y eso benefició a quienes habían invertido previamente para venderlo durante el torneo.

Sucede que, sin papel ni voz en ellas, las mujeres son también víctimas de las guerras intestinas del fútbol español. La que libran LaLiga y la Federación Española de Fútbol (RFEF) es infinita y ha salpicado la negociación de este histórico convenio.

La Federación ha acabado por no pintar nada en el acuerdo final, después de haber irrumpido en diciembre en la negociación para intentar desencallarla con más dinero.

Frente a los 100.000 finalmente acordados, el organismo presidido por Luis Rubiales ofreció 600.000 euros anuales a los clubes de la Primera Iberdrola y, con cantidades menores, propuso incluir en el acuerdo a los equipos de la Reto Iberdrola, la segunda división. A cambio, la RFEF vendería la liga femenina en las plataformas audiovisuales de su elección.

Sin apenas razonar los motivos, ni los clubes ni los sindicatos de futbolistas (AFE y Futbolistas ON) se decantaron por la propuesta de la Federación, aparentemente más ventajosa.

La firmada, primero sin focos y después con toda la pompa en el Congreso de los Diputados, establece también una jornada laboral de 35 horas semanales sin contar las concentraciones ni los desplazamientos. Además, reconoce un descanso semanal mínimo de un día y medio continuado.

Respecto a la maternidad, uno de los caballos de batalla del conflicto, el acuerdo garantiza ayudas a las futbolistas que sean madre durante su carrera, así como la renovación automática por sus clubes si se quedan embarazadas.

En un contexto aún generalizado de penalización del embarazo y de la maternidad, éste es un avance que debería extrapolarse a otras disciplinas deportivas.

Como las trabajadoras de otros ámbitos, las futbolistas tendrán a partir de ahora 30 días de vacaciones, 21 de ellos consecutivos. Y, entre el 23 de diciembre y el 3 de enero, no habrá competición.

El convenio también contempla la cobertura del 100 por cien del salario de las futbolistas en caso de baja por enfermedad o de incapacidad temporal por lesión.

Sobre los derechos de imagen que tantos ingresos reportan a algunos de sus colegas masculinos, el acuerdo da libertad a los clubes para regularlos, si bien establece que, si son explotados, deberán compensar económicamente a las jugadoras.

“El deporte es una vía de integración social, de desarrollo de relaciones humanas y es especialmente efectivo para la plena inclusión. El impulso a las mujeres es fundamental para la cohesión social y la cultura porque la brecha entre mujeres y hombres se mantiene en toda su expresión en el deporte”, destacó la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, sobre este convenio “de carácter pionero”.

“Es una celebración y un paso adelante en materia de igualdad efectiva entre mujeres y hombres. Queremos una sociedad educada en la igualdad porque queda mucho por hacer”, añadió la dirigente política.

Coincido. ¿Alguien imagina que no se retransmitieran los partidos de los mejores equipos de la liga masculina? Ni una fecha duraría el boicot-presión.

* Ph foto: Congreso de los Diputados

La primera Supercopa femenina, una buena noticia en un mal contexto

Que Barcelona y Real Sociedad disputen mañana la final de la primera Supercopa femenina en la historia del fútbol español es una buena noticia que celebro.

Pendiente aún del prometido y postergado primer convenio laboral, la competición femenina gana un torneo con un formato que gusta a los fans: la final a cuatro. Es el que se usa, por ejemplo, en la Copa del Rey de baloncesto con éxito rotundo. Un puñado de partidos concentrados en pocos días entre los mejores equipos.

Lo son Barcelona y Real Sociedad y también Atlético de Madrid y Levante, los otros dos protagonistas de las semifinales. El Atlético, vigente campeón de la Liga y subcampeón de la Copa de la Reina, cayó ante las azulgrana (3-2). El Levante, poseedor de seis Copas de la Reina, sucumbió ante las vascas (1-0), últimas ganadoras del trofeo real.

Hasta ahí, todo bien. El pero viene cuando nos fijamos en el número de espectadores que acudieron al Helmántico de Salamanca para presenciar estos encuentros: 3.244 en el Levante-Real, 7.077 en el Barcelona-Atlético. Ni siquiera sumados llenarían el estadio salmantino, cuya capacidad supera ligeramente los 17.000.

En marzo de 2019, el choque liguero entre Atlético y Barcelona congregó a 60.739 fans en el Wanda Metropolitano. ¿Qué fue del boom del llamado fútbol femenino?

¿Qué fue de toda esa hinchada que batió el récord de asistencia a un partido femenino entre equipos?

Se da por descontado que una parte era pasajera u ocasional. Rojiblancas y azulgrana se jugaban el título de liga y eso siempre es buen reclamo. El choque, además, había sido ampliamente publicitado y el Atlético, en una decisión inteligente, había optado por que su equipo femenino jugase en el mismo escenario en el que lo hace el masculino.

Esa cifra no se ha repetido en lo que va de la presente campaña. Pero el duelo entre el Athletic de Bilbao y el Barcelona disputado el pasado 5 de enero congregó a algo más de 32.000 espectadores en San Mamés. Es un buen número. Probablemente, el que podríamos esperar en partidos entre los mejores equipos de la Primera Iberdrola, si los estadios donde juegan tuvieran semejante capacidad.

No es el caso del Barcelona. Desde esta temporada, las catalanas disputan sus partidos como local en el Estadio Johan Cruyff. Caben 6.000 espectadores, menos de la mitad de los que cabían en el viejo Mini Estadi, su casa hasta la pasada campaña.

Tampoco el del Atlético: se mudó el pasado septiembre al Centro Deportivo Wanda de Alcalá de Henares, que tiene 2.700 butacas. Ni el del Athletic, que habitualmente juega sus partidos de casa en Lezama, donde entran 3.250 espectadores. La Real Sociedad tampoco es una excepción: las instalaciones de Zubieta tienen capacidad para 2.500 gargantas.

Los números hablan. Y nos permiten concluir que las competiciones femeninas de fútbol están aún muy lejos de atraer la atención continuada del gran público. Tienen picos muy marcados en algunos grandes encuentros y, especialmente, cuando los medios de comunicación y los organizadores los publicitan lo suficiente.

No creo que haya sido el caso de esta primera Supercopa que, además, ha tenido otros factores en contra. La Federación española de fútbol (RFEF) decidió que las semifinales se disputaran en días laborables (miércoles y jueves), a las ocho de la tarde, y en Salamanca, una ciudad cuyo equipo femenino milita en Primera Nacional, la tercera categoría de las competiciones femeninas.

Los partidos coincidieron, además, con los cuartos de final de la Copa del Rey masculina, un torneo organizado también por la RFEF y absolutamente consolidado entre la hinchada futbolera.

La espectacular semifinal entre el Atlético y el Barcelona se empezó a jugar cuando, a poco más de 200 kilómetros de distancia, el Real Madrid intentaba infructuosamente sobrevivir en el torneo del KO frente a la Real Sociedad. Minutos después de que las azulgrana doblegaran a las rojiblancas, el Barcelona saltaba al verde de San Mamés en busca de un pase a semifinales que no logró.

Presencialmente o por televisión, los competidores con los que tuvo que luchar eran demasiado potentes.

Mañana, la final entre Barcelona y Real Sociedad se retransmitirá en abierto por Teledeporte. Se disputará a las 12 del mediodía y sólo coincidirá con el Espanyol-Mallorca de LaLiga.

El duelo promete ser de lo más interesante. Se miden el vigente campeón de Copa y el subcampeón de la Liga de Campeones y líder aventajado de la Primera Iberdrola. ¿Demostrará la hinchada que el fútbol femenino es un deporte en constante alza? Eso está por ver.

* Ph foto: FC Barcelona

Las futbolistas de la liga española estrenan 2020 sin convenio colectivo ni visibilidad

Sin convenio colectivo ni visibilidad. Ayer, el día en el que Atlético de Madrid y Barcelona disputaron el clásico de la liga femenina de fútbol, las jugadoras midieron sus fuerzas sin la protección del prometido convenio laboral y sin una sola cadena de televisión que retransmitiera el choque, el más esperado de la temporada.

¿En dónde quedó aquello de caminar hacia la igualdad? ¿En el cajón de los intereses económicos de quienes manejan los hilos del negocio del fútbol?

En cuestión de días, todo lo que aparentemente se había avanzado en 2019 en la lucha de las futbolistas por tener unas condiciones de trabajo dignas ha quedado en el limbo, sin que nadie se haya dignado a aclarar por qué.

“Este lunes habíamos sido convocadas en Madrid para vivir un día histórico, pero nos hemos encontrado incertidumbre. No sabemos qué pasa, es la realidad”, lamentó la futbolista del Athletic de Bilbao Ainhoa Tirapu el pasado lunes.

“Pasa el tiempo y se pierden derechos laborales, algo que no nos podemos permitir. Nos sentimos ninguneadas. No queremos llegar a ese punto, a la huelga, pero esto no se puede alargar más”, añadió en un rueda de prensa que estaba prevista con otro fin.

Ese día, 20 de enero, las representantes de las futbolistas de la Primera Iberdrola deberían haber festejado la firma de un convenio laboral que apenas tiene precedentes en el deporte español -el baloncesto lo tuvo durante un tiempo y enseguida quedó sin efecto- ni en el europeo.

Después de 13 meses de negociación, con una breve huelga de por medio, los diferentes actores habían acordado los términos del documento a finales del pasado diciembre y se habían emplazado al 15 de enero para rubricarlo definitivamente.

Para paliar las dificultades económicas esgrimidas por algunos clubes para oponerse al acuerdo, la Federación española de fútbol (RFEF) se había comprometido a incluir a los equipos femeninos en el Programa Élite. Eso permitiría que los conjuntos de la Primera Iberdrola recibieran 500.000 euros anuales y los de la Liga Reto, la segunda división, 100.000.

Llegó el 15 y, sin que quedara claro el motivo, la firma se trasladó al 20. Supuestamente, la rúbrica debía estamparse en un acto por todo lo alto y no habían tenido tiempo suficiente para preparar tanta pompa…

Cinco días después, el lunes pasado, todo parecía listo. Protagonistas, medios de comunicación e hinchas esperaban la foto de la histórica firma. Pero ésta demoraba. Y demoraba. Y cuando llegó el anuncio, lo que se comunicó fue un nuevo aplazamiento sine die del esperado acuerdo.

“Tras los comunicados emitidos por la ACFF y la RFEF, esperábamos que este 20 de enero fuera un día histórico con la firma del convenio colectivo, un día importante para la igualdad, pero no ha podido ser”, afirmó David Aganzo, presidente de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), el sindicato mayoritario.

“Todos nos preguntamos, ¿por qué?”, prosiguió.

La RFEF enmudeció. No dedicó ni uno solo de sus ocho tuits de ese día al fiasco de la firma. Habló de designaciones arbitrales, de fútbol sala y hasta de un curso de formación de porteros… Quizás necesitaba más tiempo para pensar qué iba a decir.

Pero no. Al día siguiente, ni emitió un comunicado ni tuvo a bien pronunciarse sobre el asunto en ninguna de las  26 ocasiones en las que tuiteó.

Es, sin embargo, la misma Federación que para llevar la Supercopa (masculina) de España a Arabia Saudita esgrimió como argumento de peso el avance que ese partido iba a representar para la libertad de las mujeres de aquel país.

La Primera Iberdrola, como acostumbra, tampoco abrió la boca al respecto. En una postura de lo más extraña y cuestionable, los organizadores del torneo de la principal liga femenina invisibilizan sistemáticamente la lucha de las futbolistas y todo lo que tiene que ver con ella como si la cosa no fuera con ellos.

No son los únicos. Lo mismo hicieron la mayoría de clubes, incluidos Barcelona y Real Madrid. Ambos fueron señalados por diversos medios de comunicación como los responsables de que no se hubiera firmado el convenio. Según estas informaciones, la entidad blanca -que la próxima temporada absorberá definitivamente al Tacón- y la azulgrana pretendían retransmitir todos los partidos de sus equipos a través de sus plataformas. Mediapro, que posee los derechos de televisión de la mayoría de clubes pero no los de Barcelona, Tacón, Athletic y Madrid CFF, se habría opuesto.

La productora se comprometió a pagar 1,5 millones euros por retransmitir en su canal tres encuentros por fecha de la Primera Iberdrola y tiene cierta lógica que no quiera que algunos de los grandes equipos ofrezcan gratuitamente el mismo producto en sus medios y redes.

En este caso, sin embargo, sus intereses económicos parecen incompatibles con la promoción de un deporte que cotiza al alza entre las mujeres y el público en general pero que sigue necesitando apoyos y visibilidad.

No se puede decir que la tiene cuando el partido más esperado de la temporada no se ofrece por ningún canal y sólo llega a quienes acuden a la cancha.

Pudiendo retransmitirlo, ya que posee los derechos del Atlético de Madrid, Mediapro decidió no hacerlo.

“Por decisión de Mediapro, que gestiona los derechos del equipo local, el gran partido del fútbol femenino estatal no será emitido por ningún medio audiovisual”, se limitó a decir el Barcelona en su web en la nota previa al gran duelo frente al Atlético.

Días antes, Mediapro había presumido en sus redes sociales de ser la productora responsable del anuncio televisivo que ilustra la campaña T’ho estàs perdent (Te lo estás perdiendo) para promocionar el deporte femenino y su consumo en medios.

“Lamentamos esta decisión que no comprendemos. Mediapro tiene los derechos para retransmitir el partido y, si no lo hace, lo hace en perjuicio no sólo de la afición y de los  clubes, sino [también] del fútbol femenino y del espectador, que cada vez más busca este tipo de contenido”, agregó María Teixidor, la directiva del Barcelona responsable del equipo femenino, en declaraciones a los medios del club azulgrana.

Nada dijo, en cambio, sobre el convenio que otras fuentes azulgranas negaron, de manera extra oficial, haber torpedeado. Según estas fuentes, el Barcelona no exigió retransmitir todos los partidos de su equipo como condición para firmar el acuerdo.

Sea como fuere, lo único claro casi una semana después es que las principales perjudicadas siguen siendo las futbolistas que, con razón, se sienten engañadas y ninguneadas.

“Queremos explicaciones. Las futbolistas seguimos unidas; hemos puesto todo de nuestra parte, de ahí que se paralizara la huelga, pero ahora nos preguntamos: ¿qué más debemos hacer para que se firme el convenio colectivo?”, apuntó la jugadora del Betis Priscila Borja.

“Sentimos que no se nos está tomando en serio. A nosotras nos da igual cómo se llegue a un acuerdo definitivo, lo que queremos es tener garantizados nuestros derechos laborales. Se nos escapa qué pasa, no lo entendemos después de los comunicados que se emitieron en días pasados”, continuó Ainhoa Tirapu, antes de apuntar la posibilidad de convocar una nueva huelga.

Este fin de semana jugaron, clásico incluido, aunque pasara desapercibido. Las circunstancias, sin embargo, parecen pedir a gritos que las futbolistas vuelvan a parar.

  • PH foto: AFE

La histórica huelga de las futbolistas españolas arranca invisibilizada por patronal y Federación

La huelga indefinida de las futbolistas de la liga española ya está en marcha. La historia del deporte mundial añade a partir de hoy un capítulo inédito en lo que a mujeres y fútbol respecta. Lo protagonizan las jugadoras de los clubes españoles que han decidido parar para reivindicar un convenio laboral que garantice sueldos mínimos y condiciones de trabajo dignas.

Su apuesta es decidida, necesaria y arriesgada. Pero si usted quiere saber más sobre sus motivos, no busque en la cuenta de Twitter de la Primera Iberdrola ni en la de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF): no hay ni un solo tuit propio que informe de lo que está sucediendo.

¿Increíble, verdad? Pues es cierto. Tan cierto como surrealista: por no informar, los organizadores del campeonato español ni siquiera informan de manera oficial de que la novena fecha de su torneo no se disputará debido a la huelga por la igualdad.

¿Alguien puede entender semejante vacío?  Yo soy incapaz.

Desde el 6 de noviembre, en la cuenta de la RFEF no hay ni una sola referencia al paro que, supuestamente, la propia Federación intentó evitar con una propuesta no aceptada por los clubes. “La RFEF asumirá parte del salario de las jugadoras para que los clubes puedan pagarles al menos 16.000 euros de salario mínimo”, explicó el rector del fútbol español ese día.

Junto al titular, un comunicado detallaba las condiciones para que el ente federativo aportase los 1,2 millones de euros que, a su entender, podrían resolver el problema.

Desde ese día y en los diez que han transcurrido desde entonces, la Federación tuiteó sobre la Segunda B masculina, los árbitros, el VAR, la selección masculina, la retirada de David Villa y, por supuesto, la flamante nueva Supercopa masculina que se disputará en Arabia Saudí… ¿Sobre la huelga de las futbolistas que ha traspasado fronteras? Ni un solo tuit más.

Publicitó, eso sí, la presencia del presidente de la Federación, Luis Rubiales, en la gala de presentación del área de fútbol femenino de la Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana, el 8 de noviembre.

Y destacó las palabras del propio Rubiales al anunciar el polémico acuerdo con Arabia Saudí como sede de la próxima Supercopa masculina: “Vamos a ir encantados a colaborar con la Federación de Arabia Saudí. Las mujeres y hombres acudirán al estadio en plena igualdad. En un momento de internacionalización de nuestro fútbol, únicamente la Supercopa puede salir de nuestras fronteras”.

La Federación olvidó resaltar, en cambio, que fue incapaz de incluir  la Supercopa femenina en ese pacto que, según dicen, llevará la igualdad a Arabia Saudí. Era uno de los proyectos de la RFEF para potenciar la profesionalización de las futbolistas. Pero se quedará en el tintero.

Seguro que fue un descuido del -o de la- community manager que lleva la cuenta de la Federación española. Quizá sea el -la- mismo/a que se ocupa del Twitter de la Primera Iberdrola: los días se suceden en su timeline sin una sola referencia propia a la huelga sin precedentes que hará que sus partidos no se disputen por un tiempo indefinido.

“La casa del fútbol femenino español”, como se autodefine, se limita a retuitear el tuit en el que el Barcelona comunicó su postura respecto al paro que también secundan sus jugadoras; y el que escribió el Espanyol para confirmar la no disputa de su partido de hoy frente al Granadilla Tenerife porque las jugadoras de ambos equipos decidieron “acogerse a su derecho a huelga”.

Como la RFEF, la Primera Iberdrola, que dice “apoyar los sueños de miles de jugadoras”, crea una suerte de realidad paralela al omitir una circunstancia crucial para su campeonato y aparentar una normalidad que no es tal y que los clubes, en general, también han pretendido simular.

¿Imagina usted el revuelo que se suscitaría si los futbolistas de la liga española se declararan en huelga y la LaLiga, la propia Federación y los clubes ocultaran ese hecho en sus canales de comunicación?

Los problemas no desaparecen por no hablar de ellos. A menudo, crecen y se enquistan.

Quizá -y ojalá- no suceda en este caso. Porque la huelga por la igualdad ha tenido otros altavoces. Las futbolistas han sido las primeras en explicar sus motivos a través de sus redes sociales.

“Si no generan no pueden pedir. Lo más oído cuando pedimos un MÍNIMO DE DERECHOS y estos creo que se tienen sí o sí! Y si es por la parte del dinero, no conozco empresa que se haya construido/mejorado sin una inversión inicial (=crédito) y mucho menos sabiendo si funcionaría o no”, reivindicó hoy Andrea Pereira en Twitter.

La defensa del Barcelona es sólo una de las diversas jugadoras que se han pronunciado sobre la cuestión en los últimos meses. Antes de decidir parar el campeonato, las futbolistas y sus representantes se reunieron en 18 ocasiones con la patronal de los clubes para intentar lograr un convenio laboral, de momento, inexistente.

En más de un año de negociaciones, lograron algunos avances, pero no que se las reconozca como profesionales al cien por cien y que, en consecuencia, se les pague como tales. Hoy en día, las futbolistas de la primera división española ni siquiera tienen garantizado el salario mínimo que rige en el país (casi 1.000 euros).

La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), el sindicato mayoritario de los y las futbolistas en España, también le ha dado amplia difusión.

El seguimiento de los medios de comunicación ha sido generalizado, lo cual no quiere decir que algunos no hayan relativizado su importancia.

Por poner sólo un ejemplo, el informativo de TV3 -la televisión catalana- abrió este mediodía su sección de Deportes con los entrenamientos de clasificación del Mundial de Motociclismo, cuyos campeones ya se conocen desde hace días. Apenas después, informaron de manera bastante breve y un poco confusa del paro indefinido de la liga femenina de fútbol. Y eso, probablemente, porque no hay jornada del campeonato masculino a causa de las selecciones. Dudo mucho que la huelga femenina hubiese ocupado el segundo lugar si hubiera habido partidos de LaLiga.

La duración y evolución del paro, que no tiene precedentes conocidos en campeonatos femeninos, marcarán su repercusión y sus logros.

En torneos masculinos, las huelgas siempre alcanzaron nuevas conquistas. En ocasiones, necesitaron meses y la intervención de peces gordos para ello. Fue el caso de la Liga estadounidense de béisbol (MLB), cuando en 1994 el entonces presidente del país, Bill Clinton, tuvo que intervenir para que jugadores y patronos se sentaran a negociar un acuerdo después de 232 días de paro.

Otras veces, el conflicto se solucionó casi a las primeras de cambio. Así fue en 2011, cuando Luis Rubiales encabezaba la AFE y llamó a la huelga en la dos primeras fechas de la Liga para lograr que los clubes saldasen los 50 millones de euros que adeudaban a 200 futbolistas. Éstos pararon en la primera jornada y ya no necesitaron hacerlo en la segunda. En plena crisis económica, los clubes se avinieron a un acuerdo en cuestión de horas.

Parece harto improbable que ahora, en el pleno ascenso del llamado fútbol femenino y con muchos intereses en juego, las futbolistas vayan a tener la misma suerte. Pero como soñar es gratis y, además, la Primera Iberdrola apoya los sueños de miles de jugadoras, quién sabe.

Para más información de la huelga y detalles del convenio laboral que se persigue, visite este enlace: https://lasocialdeportiva.com/un-paro-indefinido-para-empezar-a-poner-las-cosas-en-su-sitio-y-ser-reconocidas-como-futbolistas-profesionales/

  • PH foto: Espanyol Femení

¿Un espectáculo que no interesa a nadie?

Casi 78.000 espectadores acudieron ayer al icónico Estadio de Wembley para presenciar el choque entre Inglaterra y Alemania. Jugaban las selecciones femeninas de fútbol. Medían sus fuerzas en un amistoso. Y en Londres llovía y hacía frío.

A unos kilómetros de distancia, y unas horas antes, el Chelsea había batido al Crystal Palace en Stamford Brigde en duelo por la duodécima fecha de la Premier League. Y el Tottenham, en su cancha, empataba con el Sheffield United. Los dirigidos por Maurcio Pochettino, de hecho, aún confiaban en hacerse con la victoria cuando las Lionesses pusieron el balón en juego.

Otros partidos de la Premier se disputaban al tiempo que el Inglaterra-Alemania de las mujeres. Aun así, 77.768 personas optaron por Wembley. Batieron el récord de asistencia a un partido de las Lionesses  y se acercaron al establecido para un partido femenino en el Reino Unido: los 80.023 espectadores que presenciaron el triunfo de Estados Unidos ante Japón en la final de los Juegos Olímpicos de Londres 2012.

Convendremos en que la cifra no está mal para un espectáculo que, supuestamente, no interesa a nadie. En el Camp Nou, ayer, no había ni 70.000 almas para presenciar el interesante duelo entre el Barcelona y el Celta en la todopoderosa liga española. La masculina, claro.

Y es que los hechos y las cifras rebaten cada vez con más contundencia esa sentencia repetida durante años y que aún hoy oímos con relativa frecuencia.

“El fútbol femenino es una mentira. ¿Qué porcentaje de jugadoras de Primera llegan desde el córner a la portería? No tienen fuerza”, afirmó hace tan sólo unos días José María García, un referente en España del periodismo deportivo más rancio.

A diferencia de lo que habría sucedido hace unos años, su estúpida declaración enseguida levantó polvareda y fue replicada desde diversos frentes.

Las futbolistas del Sporting de Gijón, de la Segunda División, lo hicieron de manera gráfica: con un video en el que se las veía lanzando córners y llegando sin ningún tipo de dificultad al arco. ‘El reto José María García’ lo llamaron.

“Pido perdón por no razonar mis comentarios, que sigo manteniendo. El fútbol femenino es mentira en su organización, pero lo acepto y admiro”, matizó García tras el aluvión de críticas.

Dudo y mucho de su admiración hacia el fútbol jugado por mujeres, pues demostró no haberlo visto en años. Le concedo que la organización es muy mejorable. Y aun así, es evidente que también en este aspecto hubo notables avances en los últimos años. Y que éstos han contribuido a que la hinchada se enganche a un espectáculo al alza, como se pudo ver en la Copa del Mundo disputada en Francia este verano.

El fútbol de las mujeres interesa cada vez a más gente.

Por volver a Inglaterra, el anterior choque entre Inglaterra y Alemania en tierras británicas, en noviembre de 2014, había sido seguido en directo por 45.619 espectadores. En cinco años, con igual o más competencia en lo que a espectáculos se refiere, los fans que presenciaron el mismo partido se incrementaron en más de 30.000.

El número habría sido probablemente mayor de no ser por el mal tiempo que hizo ayer en Londres: en octubre, la Federación inglesa declaró agotadas las 90.000 localidades disponibles en Wembley.

Había ganas de ver cómo la Inglaterra que avanzó hasta las semifinales en el Mundial de Francia y ahora se recompone con vistas a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y a la Eurocopa que albergará en 2021 se enfrentaba a una Alemania también en reconstrucción.

Las germanas, que llegaron hasta los cuartos de final en Francia 2019, se impusieron (2-1) como casi siempre. Ganaron 21 de los 26 partidos en los que se han enfrentado a Inglaterra, que sólo las doblegó en el duelo por el tercer puesto en el Mundial de 2015.

La derrota local, en cualquier caso, no pareció desalentar en exceso a la hinchada inglesa, que en siete días (16 y 17 de noviembre) vivirá el fin de semana del fútbol femenino.

Aprovechando la parada de la liga masculina a causa de los partidos de las selecciones, la Súper Liga femenina celebrará su fiesta ocupando otros cuatro grandes estadios ingleses (Anfield, el Tottenham Hotspur Stadium, el Falmer Stadium (Brighton) y el Madejski Stadium (Reading)) y con dos grandes choques: Manchester City vs West Ham y Chelsea vs Manchester United.

Inventora del fútbol, Inglaterra se ha relevado como uno de los países donde más ha crecido el interés por la práctica femenina en los últimos meses. Lo confirmó una encuesta realizada el pasado mes de octubre por YouGov, según la cual una tercera parte de la ciudadanía de Inglaterra se decía interesada en el fútbol jugado por mujeres y casi el 70 por ciento consideraba que debe tener el mismo trato que el jugado por hombres.

El estudio, complementado con datos de WSL Barclays, el principal patrocinador del campeonato femenino inglés, también arrojó otro dato de lo más interesante: el 28 por ciento de los fans que siguieron por televisión la Copa del Mundo se han convertido definitivamente en seguidores del fútbol femenino.

Además, el 46 por ciento se dijo sorprendido por la profesionalidad de los equipos y el 74 consideró que el fútbol jugado por mujeres está subestimado.

Eso, pese al crecimiento experimentado desde que responsables y patrocinadores decidieron apostar por lo que se ha revelado como una nueva vía de negocio y aumentar sustancialmente sus inversiones.

La de Barklays, que patrocinará la presente y las dos próximas temporadas, fue calificada de “multimillonaria” por la Federación inglesa de fútbol cuando anunció el acuerdo el pasado marzo. El diario británico The Guardian la cifró en más de 10 millones de libras, es decir, más de 11 millones de euros a repartir en tres campañas.

Sus efectos ya se han hecho notar, ayudados por el buen papel de Inglaterra en el Mundial de Francia: la petición y compra de entradas para los partidos de la Súper Liga femenina se duplicó desde el inicio del campeonato.

Y es que la fórmula no tiene ningún misterio: a mejores condiciones, mayor rendimiento y, cuanta más calidad, más interés. Como pasa con los hombres, vaya.

  • PH foto: Lionesses

Futbolistas españolas: un paro indefinido para empezar a poner las cosas en su sitio

Las futbolistas españolas anunciaron esta semana que van a la huelga. Salvo milagro de última hora que hoy no se vislumbra. Dijeron así basta a una situación que se prolonga desde que decidieron abrirse camino en un deporte que los hombres consideran suyo y por eso gobiernan a su antojo.

Algunos se sentirán ofendidos por esta generalización que, como toda generalización, es imprecisa e injusta. Lo siento. La realidad se empeña en demostrar que todavía son demasiados los hombres que siguen anclados ahí.

Hombres son la mayoría de los dirigentes que, después de 18 reuniones y meses de negociaciones, fueron incapaces de llegar a un acuerdo con las futbolistas para firmar un convenio colectivo que les garantice no sólo un sueldo digno sino, sobre todo, las garantías laborales que les corresponden como trabajadoras.

Mandan en las entidades que conforman la Asociación de clubes de fútbol femenino (ACFF) y sostienen que las exigencias de las jugadoras son demasiado elevadas, que los números no les cuadran.

Consideran fuera de lugar que las futbolistas se reclamen como tales a tiempo completo, exijan un salario mínimo de 20.000 euros anuales y plenas garantías de que podrán cobrar el paro o la jubilación que les corresponda también por los años que se dedicaron a jugar al fútbol.

Parecen, sin embargo, de acuerdo en que pidan 30 días de vacaciones, un protocolo de embarazo, maternidad y lactancia, otro de acoso sexual y cobertura sanitaria en caso de lesiones graves o de larga duración.

En un gesto de buena voluntad y, conscientes de que algunos clubes podrían tener dificultades para cubrir todas sus peticiones, las futbolistas renunciaron a reclamar el cien por cien de su jornada y lo dejaron en el 75 por ciento.

Eso fue lo que Asociación de futbolistas españoles (AFE), el sindicato mayoritario en el fútbol español, y otros sindicatos minoritarios trasladaron a la ACFF por última vez el pasado martes. La respuesta de la patronal fue meridiana: 16.000 euros de salario mínimo anual y el 50 por ciento de reconocimiento para su jornada laboral.

Es decir, que jugadoras que se entrenan todos los días, compiten el fin de semana y organizan su vida para cumplir con lo que exige el deporte de élite deberían regalar la mitad de su jornada y conformarse con la otra media porque los clubes consideran “inasumible” el 1.600.000 euros extra que, según sus cálculos, les supondría cumplir con lo que ellas reclaman.

Lo sufragarían entre todos los equipos de la Primera Iberdrola, que este año vendieron sus derechos audiovisuales de ésta y las dos próximas temporadas por nueve millones de euros a Mediapro. Pero aun así les pareció una barbaridad. Y no se movieron de su postura.

Las futbolistas, tampoco: anunciaron un paro indefinido que aprobó el 93 por ciento de las 180 jugadoras que el martes asistieron a la asamblea convocada por la AFE.

“Pedíamos un 75 por ciento de la jornada porque era lo justo y no podemos rebajar eso. Hay compañeras que llevan muchísimos años jugando y apenas han cotizado. Cuando se queden sin trabajo, no van a tener paro y se verán perjudicadas. Parece que hablamos de salario mínimo, pero esto va mucho más allá”, explicó este martes Ainhoa Tirapu, erigida en portavoz de las futbolistas.

“Nos cuidamos para ello. Cuando vamos a cenar pensamos que somos futbolistas y también cuando nos vamos pronto a la cama, cuando estamos preparadas día a día para entrenarnos mejor o cuando estamos disponibles para eventos y cosas de los clubes al margen de los entrenamientos”, continuó la capitana del Athletic Club.

Que Tirapu hablara en nombre de sus compañeras ilustró la unidad que existe entre las futbolistas. Ni el Athletic, ni el Barcelona ni el Tacón forman parte de la ACFF. Y algunas de sus futbolistas ya tienen garantizados los mínimos que el resto reclama. Igual apoyan su lucha.

“En el Barcelona la apuesta (por el equipo femenino) es firme y tenemos mejores condiciones, pero se trata de dignificar la profesión que queremos”, señaló Alexia Putellas, mediocampista del conjunto azulgrana.

La entidad catalana y el Atlético de Madrid fueron pioneros a la hora de profesionalizar a sus equipos femeninos y dotarlos de recursos y condiciones más acordes con la competición de élite: salarios, entrenadores, instalaciones, hoteles, viajes.  Comprobaron que la inversión tiene su retorno y que sí existe rentabilidad.

Hay dirigentes de otros clubs que también lo saben, pero lo niegan por razones que deberían explicar. Y hombres que ni lo saben ni lo quieren saber. Como ejemplo, el que se esconde tras el nombre de TodoPuedePasar en Twitter. Sin el más mínimo argumento, cuestionó la capacidad de las mujeres para jugar al fútbol al conocer sus reclamos para firmar el convenio.

“Toma y yo!! Las chicas quieren vivir del fútbol cuando ni si quiera llegan al larguero de la portería… Cualquier jugador de tercera les da mil vueltas y no cobra eso”, tuiteó, evidenciando que nunca en su vida vio un partido de la liga femenina.

Los jugadores (22) de L’Hospitalet, que milita en la Tercera española, cobrarán esta temporada unos 400.000 euros en su conjunto. Eche cuentas y verá si están o no dentro del convenio laboral que sí rige para los hombres.

Virginia Torrecilla, internacional española del Atlético de Madrid, replicó al iluminado tuitero a través de la misma red social: “Menos mal que el #ConveniofemeninoYa no pasa por personas como tú.. Luchamos por un MÍNIMO de condiciones! Y gente como esta nos hace más fuertes”.

Torrecilla es otra de las futbolistas que, más que por ella, lucha por sus compañeras y por las que las sucederán.

El conflicto no hace sino evidenciar que el supuesto apoyo generalizado a que las mujeres puedan jugar al fútbol en igualdad de condiciones que los hombres -lo cual no significa cobrando los mismos salarios- no es real. Como en muchos otros ámbitos, tras las declaraciones políticamente correctas, no hay ni una creencia en lo que se dice ni voluntad de cumplirlo. Sólo postureo.

Y no me refiero a David Aganzo, presidente de la AFE, que probablemente crea lo que dice: “Es una cuestión de igualdad y dignidad. En el siglo XXI, es momento de que tengan derechos y se las respete de una vez. Son compañeras de Primera División, muchas de ellas han jugado Mundiales donde a todos se nos llena la boca. Tienen que tener derechos como trabajadoras”.

Aganzo respaldó la huelga anunciada por las futbolistas a las que representa y sobre la que, curiosamente, sus ex compañeros de la Primera División masculina no se pronunciaron. No me consta ni una muestra pública de la solidaridad que alguna jugadora dijo haber recibido de algún par varón de manera privada.

Con o sin su apoyo, las futbolistas pararán en bloque y de manera indefinida, probablemente, a partir de la octava fecha de la Primera Iberdrola. Salvo que este próximo lunes el Servicio Interconfederal de Mediación y Arbitraje (SIMA) obre el milagro y logre que los hombres que manejan el fútbol a su antojo entren en razón.

* PH foto: AFE

‘La chica azul’ pone a la FIFA contra las cuerdas

Este miércoles echó a rodar la Liga de Campeones femenina y miles de mujeres europeas vivieron en la cancha la emoción de una competición que levanta pasiones.

La próxima semana arranca la Champions masculina y muchas estarán también en los estadios, en un acto de normalidad que aún hoy no es posible en todos los países del orbe.

No lo es, por ejemplo, en Irán, donde el pasado 6 de septiembre, según algunas versiones, el 9, según otras, Sahar Khabazi (Khodayari, en la transcripción inglesa del árabe) perdió la vida tras inmolarse a causa de un proceso iniciado el pasado marzo, cuando intentó presenciar un partido de la liga masculina de fútbol disfrazada de hombre.

Sólo como hombre podría haber accedido a la cancha del Esteghlal, el club de Teherán al que hasta entonces seguía en la obligada distancia.

Por desgracia, su disfraz no fue lo suficientemente convincente como para burlar a los guardianes de las supuestas esencias femeninas y, con un pie ya en el estadio, Khabazi fue arrestada por haber infringido la ley que impide la entrada de mujeres a espectáculos deportivos masculinos.

La joven, de 29 años, fue liberada días después de su detención. Pero cuando el pasado 1 de septiembre acudió al juzgado a recuperar su móvil y seguir el estado de su caso, supo que podía ser encarcelada de nuevo. Khabazi decidió abortar esa posibilidad: se quemó a lo bonzo a la salida de la corte. Falleció días después con el 90 por ciento de su cuerpo calcinado.

Según recoge el diario iraní Rokna, su hermana señaló en una entrevista que Sahar, que supuestamente había intentado suicidarse con anterioridad, sufría un trastorno bipolar que podría haberse agravado durante su estancia en la prisión de Garchak.

Sea como fuere, el fondo de la cuestión no varía. La trágica muerte de ‘La chica azul’ -así apodada porque de azul viste el Esteghlal– ha puesto el foco sobre la imperiosa necesidad de acabar de una vez por todas con una prohibición que atenta contra los derechos fundamentales de las mujeres.

La norma en cuestión data de 1980, es única en el mundo y de manera no escrita prohíbe la entrada de las mujeres a los recintos donde se disputan competiciones masculinas. La instauraron los sectores políticos y religiosos más conservadores de Irán poco después de que el país se convirtiera en una república islámica.

Y sigue en vigor, pese a las crecientes voces a favor de su derogación y a que las mujeres sí pueden asistir a los partidos de casa de la selección femenina de fútbol, que están vetados para los hombres.

Las protestas llegaron estos días de todas partes. En Irán, el capitán de la selección masculina de fútbol, Masoud Shojaei, conmocionado por la muerte de Khabazi, atribuyó la prohibición a un “pensamiento podrido y desagradable del pasado”.

“De la misma manera que a nosotros nos sorprenden las viejas limitaciones establecidas para las mujeres, las generaciones futuras se asombrarán al descubrir que a las mujeres se les prohibió ingresar a los estadios deportivos en nuestro tiempo”, escribió Shojaei en Instagram.

“El origen de tales limitaciones es el pensamiento podrido y desagradable del pasado y será incomprensible para la próxima generación”, agregó bajo una foto de una vela sobre fondo negro.

El capitán iraní secundó así a su hermana Maryam, que en los últimos años aprovechó los partidos que el equipo Melli disputó fuera de su país para hacer campaña a favor de la entrada de las mujeres a los estadios.

Como fundadora de My Fundamental Right (Mi Derecho Fundamental) y con su pasaporte canadiense, Maryam Shojaei viajó al Mundial masculino de Rusia 2018 para denunciar la situación e instar a la FIFA a que sancionase a la Federación iraní de fútbol expulsándola de todas sus competiciones si no había cambios inmediatos. No le hicieron caso. Pero ella no ha dejado de insistir.

No es la única en la batalla. La da también un grupo de activistas iraníes que buscan acabar con la discriminación bajo el nombre de Open Stadiums (Estadios abiertos).

“Si la humillación, la detención y la prisión no eran suficiente para la FIFA para tomar cartas en el asunto, ahora una de nosotras se autoinmoló para demostrar que las mujeres iraníes también quieren ver fútbol”, tuiteó el lunes esta organización.

El organismo rector del fútbol mundial se limitó hasta ahora a las palabras. Y a participar de la representación urdida por las autoridades iraníes para hacer creer que las cosas estaban cambiando.

En noviembre de 2018, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, fue invitado a un partido en Teherán al que también asistieron cientos de mujeres iraníes con la autorización de los dirigentes locales. Para Infantino, aquello fue “una señal trascendental de progreso”. Para Maryam Shojaei, un montaje. Para Human Rights Watch, una farsa.

“Sin garantías para que las mujeres pudieran comprar boletos y al sentarse con mujeres colocadas para que las viera, Infantino formó parte de una farsa. Fue una traición terrible para las mujeres iraníes que le han suplicado por escrito durante años que tome medidas al respecto”, afirmó Minky Worden, directora de iniciativas globales de esta organización pro Derechos Humanos.

La FIFA, en cualquier caso, siguió sin intervenir de manera contundente.

Y cuando el pasado 6 de junio, un día antes de la inauguración del Mundial femenino de Francia 2019, varias mujeres fueron detenidas por intentar asistir a un amistoso entre Irán y Siria, Infantino no pasó de expresar su alarma a través de una carta dirigida al presidente de la Federación iraní.

En la misiva, a la que tuvo acceso el Centro para los Derechos Humanos en Irán con base en Nueva York, Infantino también pedía que, a más tardar el 15 de julio, le detallaran los “pasos concretos” que se iban a dar para garantizar que las mujeres iraníes pudieran asistir a los partidos clasificatorios de su selección para el próximo Mundial masculino, el de Catar 2022.

El 15 de julio quedó atrás. E Irán inició su andadura pre mundialista frente a Hong Kong unos días después de la muerte de Khabazi. No consta, sin embargo, ninguna respuesta de la Federación iraní a la FIFA, más allá de una vacua declaración del ministro de Deportes del país situado en el Golfo Pérsico: “Estamos trabajando en las infraestructuras necesarias para permitir el acceso de las mujeres a los estadios”.

Pregunta retórica: ¿Qué infraestructuras pueden necesitar las mujeres que no necesiten los hombres para acceder a una cancha de fútbol?

Interpelada desde varios frentes, la poderosa organización que preside Infantino acabó lamentando la muerte de La chica azul en un comunicado en el que también conminó a las autoridades iraníes a acabar con la ignominiosa prohibición.

“Estamos al corriente de la tragedia y la lamentamos profundamente. Enviamos nuestras condolencias a la familia y amigos de Sahar y reiteramos nuestros llamamientos a las autoridades iraníes para asegurar la libertad y la seguridad de todas las mujeres implicadas en esta legítima lucha para acabar con la prohibición de que las mujeres entren a los estadios en Irán”, señaló la FIFA en su nota.

En su cuenta de Twitter, sin embargo, no hizo ni una sola mención a la trágica y lamentable desaparición de la joven activista. Un día antes, sí había retuiteado las condolencias de la Concacaf por la muerte del arquero de la selección de Curazao Jairzinho Pieter.

Futbolistas, periodistas y diversas personalidades iraníes, clubes de todo el mundo -el Barcelona y la Roma, entre ellos- y organizaciones internacionales pro Derechos Humanos  sí mostraron su repulsa a través de las redes sociales.

“Tengo una plataforma y nunca he tenido miedo de alzar mi voz cuando es necesario. Esto es una tragedia y no puede continuar. FIFA, es hora de actuar y no de quedarse callado. Necesitamos ayudar a las mujeres de Irán a luchar contra la segregación de género. ¡Se trata de derechos humanos!”, clamó Kosovare Asllani, la capitana de la selección sueca y flamante fichaje del C.D. Tacón, en Twitter bajo el hashtag #SaharKhodayari.

La secundaron algunas de sus compañeras de selección, otras futbolistas, mujeres y hombres de todo el mundo. En España, numerosos clubes de la Segunda División y de categorías inferiores tiñeron de azul sus escudos en homenaje a La chica azul, pidieron guardar un minuto de silencio antes de sus partidos de este fin de semana e incluso invitaron a sus hinchas a que acudan a la cancha vestidos de azul.

La FIFA comienza a quedarse sin margen para no ir más allá en su reacción. Su discurso en pro de la igualdad de género en el fútbol que tanto publicitó durante el reciente Mundial femenino caerá en saco roto si no toma medidas contundentes de manera inmediata.

¿Dará un paso adelante o mantendrá su injustificable postura para preservar sus intereses económicos y sus equilibrios políticos?

Miles de mujeres en Irán quieren asistir a los partidos de clasificación para el Mundial de Catar que su selección disputará en octubre como local. Y si eso no es posible, ellas y medio mundo esperan que la todopoderosa organización cumpla con el artículo 4 de su propio reglamento, que dice así: “Está estrictamente prohibida y es sancionable con suspensión o expulsión cualquier discriminación contra un país, una persona o un grupo de gente a causa de su raza, color de piel, etnia, origen social o GÉNERO”, entre un largo etcétera.

  • Fotos sacadas de Twitter

Y para empezar la Primera Iberdrola, un nuevo (viejo) clásico

La liga femenina de fútbol arranca hoy en España por todo lo alto con un clásico que no existía y promete justificar su apelativo con una rivalidad que ya se intuye. Aunque los precedentes sean nulos, nadie ha resistido la tentación de calificar así al choque que esta tarde enfrentará al Barcelona con el CD Tacón, el club bajo el que se esconde el futuro Real Madrid.

Le viene bien a la liga, que estrena nombre: Primera Iberdrola; a los clubs, que han encontrado un nuevo acicate para reforzarse; y a los medios de comunicación, que siempre agradecen los productos de venta fácil.

Un Barcelona-Real Madrid, ya se sabe, resulta mucho más atractivo que un Barcelona-Tacón, un equipo modesto y con problemas de liquidez hasta que el club blanco decidió aprovechar su estructura y su recién lograda plaza en primera división para subirse a la ola del (mal) llamado fútbol femenino.

“La entrada del Real Madrid aportará más seguidores a la liga y más competitividad”, estimó la defensa del Espanyol Elba Vergés, en declaraciones a Catalunya Ràdio.

Hasta hace poco más de tres meses, el Real Madrid se había negado reiteradamente a entrar en una competición que llevaba años luchando por hacerse con un hueco entre la amplia oferta deportiva. El acaudalado Florentino Pérez nunca mostró el más mínimo interés en contribuir a que el deporte femenino creciera a través del fútbol o de otras disciplinas.

Y es posible que, en realidad, siga sin tenerlo. Pero, en unos días, el presidente blanco someterá al voto de la Asamblea General de su club la absorción oficial del Tacón (acrónimo de trabajo, atrevimiento, conocimiento, organización y notoriedad), al que ya inyectó un millón de euros, según las cifras publicadas por diversos medios.

Las cantidades no han trascendido de manera oficial. Pero, de otro modo, el humilde club madrileño no habría podido acometer los fichajes de jugadoras tan consolidadas como las brasileñas Daiane Limeira (PSG) y Thaisa Moren (Milan), y la inglesa Chioma Ubogagu (Orlando Pride), y menos aún de estrellas como la francesa Aurelie Kaci (Olympique de Lyon) y la sueca Kosovare Asllani (Linköping), a la que también acompañará su compatriota Sofia Jakobsson (Montpellier). También se incorporaron las españolas Ainoa Campo (Madrid CFF) y  Ana Vallés (Rayo).

Al parecer, las presiones de quienes quieren que el fútbol femenino crezca, ya sea por convencimiento o por interés comercial, y el creciente negocio han acabado convenciendo a Florentino Pérez de que el Real Madrid no podía seguir al margen de una liga en la que Atlético de Madrid y Barcelona llevan años muy bien posicionados.

La apuesta que ambas entidades hicieron por profesionalizar su equipo femenino en 2015  (Barcelona) y 2016 (Atlético) se ha visto recompensada con títulos de Liga, Copas de la Reina y participaciones en la Liga de Campeones que han fortalecido su imagen.

El club rojiblanco, que creo su equipo femenino hace 18 años, puede presumir de haber dominado la competición doméstica los últimos tres, mientras que el azulgrana -que lo hizo 21 años atrás- conquistó en ese mismo tiempo dos Copas y fue finalista de la Champions la pasada temporada, un logro que llegó incluso antes de lo esperado.

Atlético y Barcelona pueden vanagloriarse asimismo de haber congregado a 60.739 hinchas el curso pasado en el Wanda Metropolitano. Nunca antes, ni en España ni el mundo, habían asistido tantas personas a un choque entre clubes femeninos.

Para entonces, las futbolistas ya habían demostrado su sobrada capacidad para ofrecer espectáculo, si les dan la oportunidad y unas mínimas condiciones. Al calor del reciente y exitoso Mundial de Francia, éstas han mejorado en la temporada que comienza. En general, los equipos cuentan con mayores recursos gracias al aumento de patrocinadores y a los derechos de televisión. El canal televisivo GOL continuará contribuyendo a la visibilidad con la emisión de dos partidos en abierto por fecha.

La entrada de la Federación española de fútbol (RFEF) como nuevo ente organizador del campeonato no ha conseguido, sin embargo, que las jugadoras puedan disputar esta nueva liga con la seguridad de tener un convenio colectivo que las respalde. Esa batalla se seguirá librando en los despachos, mientras la mayoría de futbolistas deberán rendir como profesionales con salarios y recursos de amateurs.

“Comenzamos ahora un camino apasionante, un verdadero reto que logrará situar a este deporte en el lugar que se merece”, aseguró la semana pasada Luis Rubiales, presidente de la RFEF, en la presentación de la Primera Iberdrola.

Después de no pocas disputas y numerosas críticas, esta temporada, la Federación ha arrebatado a la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF) la organización del torneo argumentando que su propuesta será definitiva para que la disciplina se consolide y crezca.

“Juntos trabajaremos para lograr que en seis años las niñas y jóvenes españolas practiquen el fútbol como deporte mayoritario en este país; para avanzar en la profesionalización del fútbol femenino y fomentar el fútbol base, alcanzando la excelencia y la máxima calidad en nuestras selecciones nacionales, apoyando a los clubes y a las jugadoras”, añadió Rubiales en la puesta de largo.

Entre las novedades introducidas por la RFEF, destaca la obligatoriedad de que los clubes participantes en la competición cuenten con un mínimo de tres equipos de fútbol base. Si se cumple, sus efectos no tardarán en notarse.

La incorporación de una cuarta árbitra a los partidos y del nombre de las jugadoras en las camisetas son medidas de menor calado que, no obstante, también deberían contribuir a que la hinchada se familiarice con las protagonistas.

Algunas, como las azulgrana Caroline Graham Hansen, fichada del Wolfsburgo alemán, y Jennifer Hermoso, repescada del Atlético, ya son conocidas por el gran público.

Esta tarde estrenarán el nuevo curso con la camiseta del Barcelona en el Estadio Johan Cruyff. Es la nueva casa del equipo catalán y, probablemente, el mejor escenario para acuñar un nuevo (viejo) clásico del fútbol español.

*PH fotos: FC Barcelona

Cuando ser invisible no hace gracia

De las muchas polémicas que se generan diariamente en la hoguera de Twitter, esta semana me interesó especialmente la surgida a raíz de una fotografía en la que aparecían cuatro astros del fútbol con nombre y apellidos y una única estrella, casualmente sin identificar.

Sports Center, “el noticiero del deporte mundial” que se emite en la afamada ESPN, no supo o no quiso saber quién era la mujer que posaba junto a los azulgrana Lionel Messi, Frankie de Jong, Carles Puyol y Sergi Roberto el día en que el Barcelona inauguró el Estadio Johan Cruyff. Y sin ningún tipo de pudor, tuiteó la foto nombrando sólo a los futbolistas, como si Marta Torrejón no apareciera en la instantánea.

Así, a sus 29 años, a la capitana del Barcelona y de la selección española hasta el pasado Mundial le pasó lo que a muchas mujeres les sucede a partir de los 50: se convirtió en invisible.

Y eso que, de los cinco personajes que sonreían a la cámara, ella será la única que juegue en el estadio que se inauguraba, a partir de ahora la casa del Barcelona femenino, del Barça B y del Juvenil A. Puyol ya está retirado y Messi, De Jong y Sergi Roberto tienen el Camp Nou a su disposición.

A los colegas de Sports Center les dio igual ese detalle. O se les pasó por alto. Si no conocían a Marta Torrejón, no podían deducirlo. Y como tampoco hicieron su trabajo, averiguar quién era la mujer que, por algún motivo, aparecía en la fotografía, obviaron que allí había un quinteto.

Está muy mal. Pero mucho peor está que se invisibilice a una mujer, sea o no futbolista, de manera consciente. Como proclamó el escritor y filósofo francés George Steiner a principios del siglo XX, lo que no se nombra no existe.

Por eso, durante más de 20 años, las futbolistas -como muchas otras mujeres- no existieron a los ojos del gran público. No se las nombraba: no aparecían en los medios de comunicación, no tenían altavoces y, cuando figuraban en alguna publicación, a menudo eran objeto de mofa.

También por eso, recién en los últimos tiempos empiezan a existir: los medios comienzan a prestarles cierta atención -sucedió, especialmente, en el reciente Mundial de Francia-, les ponen nombre y apellidos, las ven, aunque Sports Center se olvidara de hacerlo con Torrejón.

No cometió el mismo error el Barcelona, que sí mencionó a su capitana en su cuenta de Twitter. No podía ser de otra manera. Tampoco diversos usuarios de esta red social, que enseguida repararon en la clamorosa ausencia y, al tiempo que la denunciaban, recordaban el currículum de Torrejón.

No es un dato menor: más allá de su condición de capitana, la catalana es la jugadora con más partidos internacionales en la historia de la selección española y ha conquistado cuatro Ligas (tres con el Barcelona y una con el Espanyol) y cinco Copas de la Reina (tres como blanquiazul y dos como azulgrana), un palmarés sin duda notable, que logró mientras se licenciaba como bióloga.

Hace unos días, además, Torrejón anunció su retirada de la selección y ésta le rindió tributo a través de las redes sociales y en su web. Su cara estaba reciente.

Si establecemos un paralelismo perverso con los hombres, ¿alguien podría imaginar que, en una foto similar, no identificaran a Iker Casillas, el jugador con más internacionalidades con La Roja y ganador de cinco Ligas y dos Copas de Rey con el Real Madrid? Huelga la respuesta.

Marta Torrejón fue diplomática y no se pronunció sobre el desliz. En su cuenta de Twitter, se limitó a retuitear la foto del Barcelona, que sí la identificaba. En Instagram, optó por una instantánea sobre el césped del nuevo estadio y calificó de “gran noche” el festejo que estrenó la nueva casa de las azulgrana.

Quizás no hubiera sobrado que alzara su voz. Otras jugadoras y algunos usuarios de Twitter hicieron la queja por ella y Sports Center acabó eliminando el tuit de su cuenta, sin pedir disculpas ni hacer ningún comentario al respecto.

Yo cierro con uno: ese sueño que muchas tuvimos cuando éramos niñas de poder hacernos invisibles para aparecer y desaparecer a nuestro antojo se torna en pesadilla cuando, ya adultas, luchamos por que se nos visibilice en áreas en las que los hombres nos convirtieron en invisibles al no nombrarnos.

*PH foto de portada: Pere Puntí (Mundo Deportivo)

*PH foto texto: FC Barcelona

Cruyff, el as en la manga del Barcelona femenino

A menos de una semana para la inauguración oficial del Estadio Johan Cruyff, me pregunto qué le parecería al genio holandés que la cancha que lleva su nombre vaya a ser conocida en el mundo gracias al Barcelona femenino.

Aunque allí también jugarán el Barça B y el Juvenil A masculinos, serán las mujeres las que popularizarán el estadio que homenajea al Profeta en sus partidos de la Liga de Campeones y en la cada vez más seguida Primera División femenina, la ahora denominada Primera Iberdrola.

Referente mundial del fútbol con independencia de género, la figura de Cruyff está ligada, sin embargo, al primer equipo masculino y a La Masia, famosa por alumbrar a grandes deportistas varones. Las niñas que asimismo se forman en el vivero azulgrana siguen pasando desapercibidas. Quizás en el futuro también eso cambie.

Desconozco si al Holandés Volador le interesaba el fútbol jugado por mujeres o si tenía alguna opinión formada al respecto. De las muchas frases que Cruyff dejó para los anales del fútbol, no recuerdo ninguna que se refiriera a las futbolistas. Tampoco la encuentro en ninguno de los muchos anecdotarios que recogen sus genialidades.

La mayoría, en realidad, son generalidades sobre el propio deporte, igual de válidas cuando lo juegan hombres que cuando lo hacen mujeres.

Como muestra, un botón: “Jugar al fútbol es muy sencillo, pero jugar un fútbol sencillo es la cosa más difícil que hay”.

En el último lustro, el Barcelona femenino ha intentado abrazar esa máxima para escalar posiciones en el creciente mercado futbolístico de las mujeres. Y no le ha ido mal: dos Ligas (2013-14 y 2014-15), tres Copas de la Reina (2013-14 , 2016-17, 2017-18) y una -la primera en su historia- final de Champions, perdida este año ante el Olympique de Lyon.

Las azulgrana esperaban más en la competición doméstica. Pero el Atlético de Madrid también se profesionalizó en 2016 -el Barcelona lo hizo en 2015- y, en una serie fabulosa, encadenó las últimas tres Ligas, a las que sumó la Copa de la Reina de la temporada 2015-16.

Contar con una nueva cancha, más moderna y con vestuario propio, no garantiza mayor rendimiento ni mejores resultados. Pero no es descartable que, como hogar propio que será, se convierta en una nueva arma para las azulgrana. En cualquier caso, contribuye a reforzar la apuesta del Barcelona por su equipo femenino.

“Inauguramos un estadio donde la igualdad es ley”, asegura uno de los eslóganes con los que la entidad catalana publicita estos días el próximo estreno.

Es una buena declaración de intenciones, que deberá convertirse en realidad. En el Barcelona y en el mundo, la igualdad está aún lejos de ser ley para las futbolistas, que en el caso español siguen luchando por lograr un convenio colectivo que les garantice un sueldo mínimo. Sin él, la dedicación exclusiva es casi imposible, el amateurismo, la norma.

Por fortuna para ellas, muchas de las jugadoras azulgrana ya cobran ese mínimo exigible y algunas hasta lo superan con cierta holgura porque la profesionalización de la sección atrajo a patrocinadores justo en el momento en el que mercado femenino del fútbol empezaba a intuir un despegue que hoy es ya una realidad.

Tampoco sé qué pensaría de esto Cruyff, que en la década del 90 se quejó de lo mucho que, según él, el Barcelona pagaba a Jose Montero, una de las estrellas del equipo azulgrana de baloncesto.

Las malas lenguas decían que al holandés le molestaba profundamente que el club invirtiera en secciones que atraían mucho menos público que su Dream Team.

Pero ésa, precisamente, fue una de las características que siempre distinguió al club azulgrana, el carácter polideportivo, que aumentó su leyenda y medio salvó temporadas cuando las vacas flacas imperaban en el fútbol (masculino).

Pensar que Cruyff renegaría hoy por el dinero que el Barcelona invierte en el equipo femenino y, por tanto, no va al masculino es una especulación sin mayor fundamento. Como lo es también el creer que El Profeta se adaptaría a los nuevos tiempos, seguiría el ejemplo de otros ilustres y contribuiría con su autorizada voz a luchar por que las mujeres puedan jugar al fútbol en igualdad de condiciones.

Pero prefiero quedarme con esto último, si se trata de especular. Y convertir al femenino otra de las célebres frases del genio, que aplica perfectamente a lo que sucederá el 8 de septiembre cuando las azulgrana estrenen la nueva liga y el Estadio Johan Cruyff ante el Tacón: “Cuando salgáis al campo mirad la grada y pensad que todo eso lo han hecho para vosotras. Así que salid al campo y disfrutad”.

*PH foto de portada: Germán Parga/FC Barcelona