Liga femenina de fútbol: convenio laboral histórico, situación paradójica

Costó 502 días y 29 reuniones. Pero, al fin, las futbolistas de la liga española lograron su convenio laboral. Para las mujeres, es el primero en la historia de este deporte en todo el mundo. El dato habla por sí solo.

Y sería absurdo pensar que no es un paso adelante. Lo es. Aunque tenga algunos peros. Y llegue en medio de una paradoja: la creciente dificultad para ver partidos femeninos por televisión.

La guerra por los derechos televisivos que antes afectó a la liga masculina se ha desatado también en la competición femenina en cuanto ésta ha olido a negocio.

Eso es lo que realmente mueve a algunos estamentos, clubes y, por supuesto, empresas audiovisuales. Para ellos, contribuir a la igualdad en el deporte y a que las mujeres sean tratadas como profesionales es un objetivo menor.

Aun así, no dejemos que los negociantes nos jodan la fiesta. A partir de esta semana y con efecto retroactivo hasta el 1 de julio de 2019, las futbolistas de la Primera Iberdrola contarán con unas condiciones laborales que las sitúan en el camino de la plena profesionalidad.

“El convenio es sólo la primera piedra de un proyecto próspero para el fútbol femenino”, afirmó Ainhoa Tirapu, jugadora del Athletic Club y portavoz de las futbolistas en este conflicto.

“El convenio es fruto del coraje, la humildad y valentía de jugadoras”, destacó David Aganzo, presidente de Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), el sindicato mayoritario.

El documento firmado tras el intento fallido de enero asegura un salario mínimo de 16.000 euros a las futbolistas que trabajen a jornada completa. Y un 75 por ciento de esa cantidad, es decir, 12.000 euros, a las que lo hacen de manera parcial. Estas últimas ganan un 25 por ciento más de lo que percibían hasta ahora.

Estas cifras, que algunos clubes calificaron de inasumibles meses atrás, se convirtieron  en asumibles cuando Mediapro garantizó 100.000 euros anuales a 11 de los 16 clubes que componen la Primera Iberdrola.

La productora compró con ese dinero (1,1 millones anuales) los derechos televisivos de esos clubes para la liga y la Copa de la Reina, así como la publicidad estática de sus canchas. Sigue sin poseer los de Barcelona, Athletic Club, Tacón y Madrid C.F.F. El Sevilla negocia los suyos por su cuenta.

Así se explica que este fin de semana, por ejemplo, la hinchada no pueda ver por televisión los duelos que disputan algunos de los mejores equipos de la liga (Logroño vs Barcelona, Betis vs Athletic Club hoy y Levante vs Tacón y Madrid C.F.F vs Atlético mañana), cuando ésta encara su recta final.

Es un absurdo que sólo explican los intereses económicos de quienes manejan el dinero. Mediapro intenta presionar a los clubes que van por libre para que acaben subiéndose a su carro. Y no le importa si, en esa batalla, perjudica la visibilidad de liga femenina y a los fans.

¿Es un contrasentido? Parece. El interés por la competición femenina aumentó tras el pasado Mundial de Francia porque los fans pudieron ver los partidos por televisión. Los televidentes revalorizaron el producto. Y eso benefició a quienes habían invertido previamente para venderlo durante el torneo.

Sucede que, sin papel ni voz en ellas, las mujeres son también víctimas de las guerras intestinas del fútbol español. La que libran LaLiga y la Federación Española de Fútbol (RFEF) es infinita y ha salpicado la negociación de este histórico convenio.

La Federación ha acabado por no pintar nada en el acuerdo final, después de haber irrumpido en diciembre en la negociación para intentar desencallarla con más dinero.

Frente a los 100.000 finalmente acordados, el organismo presidido por Luis Rubiales ofreció 600.000 euros anuales a los clubes de la Primera Iberdrola y, con cantidades menores, propuso incluir en el acuerdo a los equipos de la Reto Iberdrola, la segunda división. A cambio, la RFEF vendería la liga femenina en las plataformas audiovisuales de su elección.

Sin apenas razonar los motivos, ni los clubes ni los sindicatos de futbolistas (AFE y Futbolistas ON) se decantaron por la propuesta de la Federación, aparentemente más ventajosa.

La firmada, primero sin focos y después con toda la pompa en el Congreso de los Diputados, establece también una jornada laboral de 35 horas semanales sin contar las concentraciones ni los desplazamientos. Además, reconoce un descanso semanal mínimo de un día y medio continuado.

Respecto a la maternidad, uno de los caballos de batalla del conflicto, el acuerdo garantiza ayudas a las futbolistas que sean madre durante su carrera, así como la renovación automática por sus clubes si se quedan embarazadas.

En un contexto aún generalizado de penalización del embarazo y de la maternidad, éste es un avance que debería extrapolarse a otras disciplinas deportivas.

Como las trabajadoras de otros ámbitos, las futbolistas tendrán a partir de ahora 30 días de vacaciones, 21 de ellos consecutivos. Y, entre el 23 de diciembre y el 3 de enero, no habrá competición.

El convenio también contempla la cobertura del 100 por cien del salario de las futbolistas en caso de baja por enfermedad o de incapacidad temporal por lesión.

Sobre los derechos de imagen que tantos ingresos reportan a algunos de sus colegas masculinos, el acuerdo da libertad a los clubes para regularlos, si bien establece que, si son explotados, deberán compensar económicamente a las jugadoras.

“El deporte es una vía de integración social, de desarrollo de relaciones humanas y es especialmente efectivo para la plena inclusión. El impulso a las mujeres es fundamental para la cohesión social y la cultura porque la brecha entre mujeres y hombres se mantiene en toda su expresión en el deporte”, destacó la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, sobre este convenio “de carácter pionero”.

“Es una celebración y un paso adelante en materia de igualdad efectiva entre mujeres y hombres. Queremos una sociedad educada en la igualdad porque queda mucho por hacer”, añadió la dirigente política.

Coincido. ¿Alguien imagina que no se retransmitieran los partidos de los mejores equipos de la liga masculina? Ni una fecha duraría el boicot-presión.

* Ph foto: Congreso de los Diputados

El primer convenio femenino del fútbol, a una firma de hacer historia

Sólo falta la firma y está prevista para el próximo 15 de enero.  Entonces, las futbolistas de la Primera Iberdrola podrán festejar la entrada en vigor del primer convenio laboral en la historia de la liga femenina española.

Será un paso gigantesco en la lucha por la igualdad de géneros en el deporte. Y dadas las fechas, una tentación calificarlo de regalo de Reyes retrasado. Sería un error.

Retrasado llega, de eso no hay duda. Pero de regalo no tiene nada este convenio colectivo que  las futbolistas llevan meses y meses batallando dentro y fuera de la cancha.

Más de un año y 29 reuniones acumula ya la negociación que este viernes, sobre la hora del plazo establecido, concluyó con un preacuerdo entre sindicatos y patronal, discretamente publicitado.

De manera sorprendente, la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), el sindicato mayoritario también entre las mujeres, comunicó la buena nueva ayer con un único tuit fijado en su perfil. No emitió ni un solo mensaje más al respecto en su timeline.

«Firmado el preacuerdo para del primer convenio colectivo para el fútbol femenino de Primera División», dice, de manera aséptica, el mensaje de la AFE que precede al comunicado donde se detallan los puntos acordados.

El tuit, que incluye una foto de David Aganzo, presidente del sindicato, sellando el preacuerdo, tenía hasta la hora de publicar esta nota 212 «me gusta» y apenas 80 retuits. Sólo cinco de ellos eran de futbolistas de la Primera Iberdrola. Y ninguna se contaba entre las estrellas del campeonato. Ningún compañero futbolista tuvo a bien tampoco hacerse eco.

«Feliz de que por fin se sienten las bases para que las futbolistas tengan reconocidos sus derechos laborales después de 14 meses. Convenio histórico. Felicidades y gracias por el compromiso, valentía y unidad», señaló Aganzo en su perfil de Twitter sin mayor euforia.

No deja de ser resultar curiosa tan escasa repercusión pública para un logro tan largamente perseguido. ¿Será que aún existen dudas sobre la materialización del convenio que debería rubricarse a mediados de enero?

No sería la primera vez que un preacuerdo se rompe de camino al acuerdo definitivo… Confiemos en que no sea así esta vez y en que la reserva responda, simplemente, a la prudencia y a la intención de celebrarlo cuando se convierta en realidad.

Entonces, las futbolistas tendrán garantizados un salario mínimo, un horario de trabajo regulado y 30 días de vacaciones pagadas, entre otros aspectos.

Según el comunicado emitido por la AFE, el sueldo mínimo anual para una futbolista a tiempo completo será de 16.000 euros brutos. Las que lo sean a tiempo parcial cobrarán, al menos, un 75 por ciento de esa cantidad, es decir, 12.000 euros brutos.

Este último era uno de los puntos que habían impedido el acuerdo en reuniones anteriores. Los clubes aseguraban que muchos de ellos no podrían asumir semejantes cantidades sin ir a la bancarrota.

La mediación de la Dirección General de Trabajo, tras la huelga convocada y secundada por las jugadoras los pasados 16 y 17 de noviembre, contribuyó a que la patronal cediera en este aspecto.

Otro de los motivos de desacuerdo, el de la maternidad, se ha resuelto con la renovación automática por un año si la futbolista está en su último año de contrato.

La jornada laboral de las jugadoras será de 35 horas semanales y sus vacaciones pagadas, de 30 días. De ellos, al menos 21 deberán ser consecutivos, como el descanso semanal mínimo, que será de un día y medio.

Las futbolistas percibirán el cien por cien de su salario en caso de incapacidad temporal (lesiones, por ejemplo) y serán indemnizadas con 90.000 euros en caso de invalidez  y con 60.000 por muerte.

El convenio, que recoge otros aspectos, tendrá vigencia desde el pasado 1 de julio hasta el 30 de junio de 2020. Después, se renovará temporada tras temporada en su totalidad si ninguna de las partes lo denuncia con tres meses de antelación.

Los derechos garantizados por el documento suponen un tremendo avance para un deporte que, tres años atrás, apenas tenía visibilidad en España. El boom experimentado en este tiempo con la llegada de patrocinadores y también de éxitos -la selección española femenina sub-17 se proclamó campeona del mundo en 2018 y en el reciente Mundial absoluto de Francia avanzó por primera vez en su historia hasta los octavos de final- han contribuido de manera decisiva a que un deporte con tan escasa tradición acaricie una conquista casi inédita.

En España, sólo el baloncesto contó con un convenio colectivo similar. Se firmó en 2008 y recogió aspectos parecidos. Pero ya no está vigente: cuando llegó el momento de renovarlo, la patronal de los clubes ya no existía como asociación y su prolongación no fue posible.

Pese a que el baloncesto es un deporte con mucha más tradición en España y mucho más exitoso que el fútbol -la selección española femenina conquistó siete medallas en los últimos siete años, entre ellas una plata olímpica y otra mundial- , no ha conseguido aún volver a tener uno nuevo.

Así las cosas, y salvo retroceso, el fútbol se convertirá en el único deporte de equipo que reconocerá a sus jugadoras como profesionales con derechos garantizados a través de un convenio laboral.

* PH foto: Noelia Román

‘La chica azul’ pone a la FIFA contra las cuerdas

Este miércoles echó a rodar la Liga de Campeones femenina y miles de mujeres europeas vivieron en la cancha la emoción de una competición que levanta pasiones.

La próxima semana arranca la Champions masculina y muchas estarán también en los estadios, en un acto de normalidad que aún hoy no es posible en todos los países del orbe.

No lo es, por ejemplo, en Irán, donde el pasado 6 de septiembre, según algunas versiones, el 9, según otras, Sahar Khabazi (Khodayari, en la transcripción inglesa del árabe) perdió la vida tras inmolarse a causa de un proceso iniciado el pasado marzo, cuando intentó presenciar un partido de la liga masculina de fútbol disfrazada de hombre.

Sólo como hombre podría haber accedido a la cancha del Esteghlal, el club de Teherán al que hasta entonces seguía en la obligada distancia.

Por desgracia, su disfraz no fue lo suficientemente convincente como para burlar a los guardianes de las supuestas esencias femeninas y, con un pie ya en el estadio, Khabazi fue arrestada por haber infringido la ley que impide la entrada de mujeres a espectáculos deportivos masculinos.

La joven, de 29 años, fue liberada días después de su detención. Pero cuando el pasado 1 de septiembre acudió al juzgado a recuperar su móvil y seguir el estado de su caso, supo que podía ser encarcelada de nuevo. Khabazi decidió abortar esa posibilidad: se quemó a lo bonzo a la salida de la corte. Falleció días después con el 90 por ciento de su cuerpo calcinado.

Según recoge el diario iraní Rokna, su hermana señaló en una entrevista que Sahar, que supuestamente había intentado suicidarse con anterioridad, sufría un trastorno bipolar que podría haberse agravado durante su estancia en la prisión de Garchak.

Sea como fuere, el fondo de la cuestión no varía. La trágica muerte de ‘La chica azul’ -así apodada porque de azul viste el Esteghlal– ha puesto el foco sobre la imperiosa necesidad de acabar de una vez por todas con una prohibición que atenta contra los derechos fundamentales de las mujeres.

La norma en cuestión data de 1980, es única en el mundo y de manera no escrita prohíbe la entrada de las mujeres a los recintos donde se disputan competiciones masculinas. La instauraron los sectores políticos y religiosos más conservadores de Irán poco después de que el país se convirtiera en una república islámica.

Y sigue en vigor, pese a las crecientes voces a favor de su derogación y a que las mujeres sí pueden asistir a los partidos de casa de la selección femenina de fútbol, que están vetados para los hombres.

Las protestas llegaron estos días de todas partes. En Irán, el capitán de la selección masculina de fútbol, Masoud Shojaei, conmocionado por la muerte de Khabazi, atribuyó la prohibición a un “pensamiento podrido y desagradable del pasado”.

“De la misma manera que a nosotros nos sorprenden las viejas limitaciones establecidas para las mujeres, las generaciones futuras se asombrarán al descubrir que a las mujeres se les prohibió ingresar a los estadios deportivos en nuestro tiempo”, escribió Shojaei en Instagram.

“El origen de tales limitaciones es el pensamiento podrido y desagradable del pasado y será incomprensible para la próxima generación”, agregó bajo una foto de una vela sobre fondo negro.

El capitán iraní secundó así a su hermana Maryam, que en los últimos años aprovechó los partidos que el equipo Melli disputó fuera de su país para hacer campaña a favor de la entrada de las mujeres a los estadios.

Como fundadora de My Fundamental Right (Mi Derecho Fundamental) y con su pasaporte canadiense, Maryam Shojaei viajó al Mundial masculino de Rusia 2018 para denunciar la situación e instar a la FIFA a que sancionase a la Federación iraní de fútbol expulsándola de todas sus competiciones si no había cambios inmediatos. No le hicieron caso. Pero ella no ha dejado de insistir.

No es la única en la batalla. La da también un grupo de activistas iraníes que buscan acabar con la discriminación bajo el nombre de Open Stadiums (Estadios abiertos).

“Si la humillación, la detención y la prisión no eran suficiente para la FIFA para tomar cartas en el asunto, ahora una de nosotras se autoinmoló para demostrar que las mujeres iraníes también quieren ver fútbol”, tuiteó el lunes esta organización.

El organismo rector del fútbol mundial se limitó hasta ahora a las palabras. Y a participar de la representación urdida por las autoridades iraníes para hacer creer que las cosas estaban cambiando.

En noviembre de 2018, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, fue invitado a un partido en Teherán al que también asistieron cientos de mujeres iraníes con la autorización de los dirigentes locales. Para Infantino, aquello fue “una señal trascendental de progreso”. Para Maryam Shojaei, un montaje. Para Human Rights Watch, una farsa.

“Sin garantías para que las mujeres pudieran comprar boletos y al sentarse con mujeres colocadas para que las viera, Infantino formó parte de una farsa. Fue una traición terrible para las mujeres iraníes que le han suplicado por escrito durante años que tome medidas al respecto”, afirmó Minky Worden, directora de iniciativas globales de esta organización pro Derechos Humanos.

La FIFA, en cualquier caso, siguió sin intervenir de manera contundente.

Y cuando el pasado 6 de junio, un día antes de la inauguración del Mundial femenino de Francia 2019, varias mujeres fueron detenidas por intentar asistir a un amistoso entre Irán y Siria, Infantino no pasó de expresar su alarma a través de una carta dirigida al presidente de la Federación iraní.

En la misiva, a la que tuvo acceso el Centro para los Derechos Humanos en Irán con base en Nueva York, Infantino también pedía que, a más tardar el 15 de julio, le detallaran los “pasos concretos” que se iban a dar para garantizar que las mujeres iraníes pudieran asistir a los partidos clasificatorios de su selección para el próximo Mundial masculino, el de Catar 2022.

El 15 de julio quedó atrás. E Irán inició su andadura pre mundialista frente a Hong Kong unos días después de la muerte de Khabazi. No consta, sin embargo, ninguna respuesta de la Federación iraní a la FIFA, más allá de una vacua declaración del ministro de Deportes del país situado en el Golfo Pérsico: “Estamos trabajando en las infraestructuras necesarias para permitir el acceso de las mujeres a los estadios”.

Pregunta retórica: ¿Qué infraestructuras pueden necesitar las mujeres que no necesiten los hombres para acceder a una cancha de fútbol?

Interpelada desde varios frentes, la poderosa organización que preside Infantino acabó lamentando la muerte de La chica azul en un comunicado en el que también conminó a las autoridades iraníes a acabar con la ignominiosa prohibición.

“Estamos al corriente de la tragedia y la lamentamos profundamente. Enviamos nuestras condolencias a la familia y amigos de Sahar y reiteramos nuestros llamamientos a las autoridades iraníes para asegurar la libertad y la seguridad de todas las mujeres implicadas en esta legítima lucha para acabar con la prohibición de que las mujeres entren a los estadios en Irán”, señaló la FIFA en su nota.

En su cuenta de Twitter, sin embargo, no hizo ni una sola mención a la trágica y lamentable desaparición de la joven activista. Un día antes, sí había retuiteado las condolencias de la Concacaf por la muerte del arquero de la selección de Curazao Jairzinho Pieter.

Futbolistas, periodistas y diversas personalidades iraníes, clubes de todo el mundo -el Barcelona y la Roma, entre ellos- y organizaciones internacionales pro Derechos Humanos  sí mostraron su repulsa a través de las redes sociales.

“Tengo una plataforma y nunca he tenido miedo de alzar mi voz cuando es necesario. Esto es una tragedia y no puede continuar. FIFA, es hora de actuar y no de quedarse callado. Necesitamos ayudar a las mujeres de Irán a luchar contra la segregación de género. ¡Se trata de derechos humanos!”, clamó Kosovare Asllani, la capitana de la selección sueca y flamante fichaje del C.D. Tacón, en Twitter bajo el hashtag #SaharKhodayari.

La secundaron algunas de sus compañeras de selección, otras futbolistas, mujeres y hombres de todo el mundo. En España, numerosos clubes de la Segunda División y de categorías inferiores tiñeron de azul sus escudos en homenaje a La chica azul, pidieron guardar un minuto de silencio antes de sus partidos de este fin de semana e incluso invitaron a sus hinchas a que acudan a la cancha vestidos de azul.

La FIFA comienza a quedarse sin margen para no ir más allá en su reacción. Su discurso en pro de la igualdad de género en el fútbol que tanto publicitó durante el reciente Mundial femenino caerá en saco roto si no toma medidas contundentes de manera inmediata.

¿Dará un paso adelante o mantendrá su injustificable postura para preservar sus intereses económicos y sus equilibrios políticos?

Miles de mujeres en Irán quieren asistir a los partidos de clasificación para el Mundial de Catar que su selección disputará en octubre como local. Y si eso no es posible, ellas y medio mundo esperan que la todopoderosa organización cumpla con el artículo 4 de su propio reglamento, que dice así: “Está estrictamente prohibida y es sancionable con suspensión o expulsión cualquier discriminación contra un país, una persona o un grupo de gente a causa de su raza, color de piel, etnia, origen social o GÉNERO”, entre un largo etcétera.

  • Fotos sacadas de Twitter

Y para empezar la Primera Iberdrola, un nuevo (viejo) clásico

La liga femenina de fútbol arranca hoy en España por todo lo alto con un clásico que no existía y promete justificar su apelativo con una rivalidad que ya se intuye. Aunque los precedentes sean nulos, nadie ha resistido la tentación de calificar así al choque que esta tarde enfrentará al Barcelona con el CD Tacón, el club bajo el que se esconde el futuro Real Madrid.

Le viene bien a la liga, que estrena nombre: Primera Iberdrola; a los clubs, que han encontrado un nuevo acicate para reforzarse; y a los medios de comunicación, que siempre agradecen los productos de venta fácil.

Un Barcelona-Real Madrid, ya se sabe, resulta mucho más atractivo que un Barcelona-Tacón, un equipo modesto y con problemas de liquidez hasta que el club blanco decidió aprovechar su estructura y su recién lograda plaza en primera división para subirse a la ola del (mal) llamado fútbol femenino.

“La entrada del Real Madrid aportará más seguidores a la liga y más competitividad”, estimó la defensa del Espanyol Elba Vergés, en declaraciones a Catalunya Ràdio.

Hasta hace poco más de tres meses, el Real Madrid se había negado reiteradamente a entrar en una competición que llevaba años luchando por hacerse con un hueco entre la amplia oferta deportiva. El acaudalado Florentino Pérez nunca mostró el más mínimo interés en contribuir a que el deporte femenino creciera a través del fútbol o de otras disciplinas.

Y es posible que, en realidad, siga sin tenerlo. Pero, en unos días, el presidente blanco someterá al voto de la Asamblea General de su club la absorción oficial del Tacón (acrónimo de trabajo, atrevimiento, conocimiento, organización y notoriedad), al que ya inyectó un millón de euros, según las cifras publicadas por diversos medios.

Las cantidades no han trascendido de manera oficial. Pero, de otro modo, el humilde club madrileño no habría podido acometer los fichajes de jugadoras tan consolidadas como las brasileñas Daiane Limeira (PSG) y Thaisa Moren (Milan), y la inglesa Chioma Ubogagu (Orlando Pride), y menos aún de estrellas como la francesa Aurelie Kaci (Olympique de Lyon) y la sueca Kosovare Asllani (Linköping), a la que también acompañará su compatriota Sofia Jakobsson (Montpellier). También se incorporaron las españolas Ainoa Campo (Madrid CFF) y  Ana Vallés (Rayo).

Al parecer, las presiones de quienes quieren que el fútbol femenino crezca, ya sea por convencimiento o por interés comercial, y el creciente negocio han acabado convenciendo a Florentino Pérez de que el Real Madrid no podía seguir al margen de una liga en la que Atlético de Madrid y Barcelona llevan años muy bien posicionados.

La apuesta que ambas entidades hicieron por profesionalizar su equipo femenino en 2015  (Barcelona) y 2016 (Atlético) se ha visto recompensada con títulos de Liga, Copas de la Reina y participaciones en la Liga de Campeones que han fortalecido su imagen.

El club rojiblanco, que creo su equipo femenino hace 18 años, puede presumir de haber dominado la competición doméstica los últimos tres, mientras que el azulgrana -que lo hizo 21 años atrás- conquistó en ese mismo tiempo dos Copas y fue finalista de la Champions la pasada temporada, un logro que llegó incluso antes de lo esperado.

Atlético y Barcelona pueden vanagloriarse asimismo de haber congregado a 60.739 hinchas el curso pasado en el Wanda Metropolitano. Nunca antes, ni en España ni el mundo, habían asistido tantas personas a un choque entre clubes femeninos.

Para entonces, las futbolistas ya habían demostrado su sobrada capacidad para ofrecer espectáculo, si les dan la oportunidad y unas mínimas condiciones. Al calor del reciente y exitoso Mundial de Francia, éstas han mejorado en la temporada que comienza. En general, los equipos cuentan con mayores recursos gracias al aumento de patrocinadores y a los derechos de televisión. El canal televisivo GOL continuará contribuyendo a la visibilidad con la emisión de dos partidos en abierto por fecha.

La entrada de la Federación española de fútbol (RFEF) como nuevo ente organizador del campeonato no ha conseguido, sin embargo, que las jugadoras puedan disputar esta nueva liga con la seguridad de tener un convenio colectivo que las respalde. Esa batalla se seguirá librando en los despachos, mientras la mayoría de futbolistas deberán rendir como profesionales con salarios y recursos de amateurs.

“Comenzamos ahora un camino apasionante, un verdadero reto que logrará situar a este deporte en el lugar que se merece”, aseguró la semana pasada Luis Rubiales, presidente de la RFEF, en la presentación de la Primera Iberdrola.

Después de no pocas disputas y numerosas críticas, esta temporada, la Federación ha arrebatado a la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF) la organización del torneo argumentando que su propuesta será definitiva para que la disciplina se consolide y crezca.

“Juntos trabajaremos para lograr que en seis años las niñas y jóvenes españolas practiquen el fútbol como deporte mayoritario en este país; para avanzar en la profesionalización del fútbol femenino y fomentar el fútbol base, alcanzando la excelencia y la máxima calidad en nuestras selecciones nacionales, apoyando a los clubes y a las jugadoras”, añadió Rubiales en la puesta de largo.

Entre las novedades introducidas por la RFEF, destaca la obligatoriedad de que los clubes participantes en la competición cuenten con un mínimo de tres equipos de fútbol base. Si se cumple, sus efectos no tardarán en notarse.

La incorporación de una cuarta árbitra a los partidos y del nombre de las jugadoras en las camisetas son medidas de menor calado que, no obstante, también deberían contribuir a que la hinchada se familiarice con las protagonistas.

Algunas, como las azulgrana Caroline Graham Hansen, fichada del Wolfsburgo alemán, y Jennifer Hermoso, repescada del Atlético, ya son conocidas por el gran público.

Esta tarde estrenarán el nuevo curso con la camiseta del Barcelona en el Estadio Johan Cruyff. Es la nueva casa del equipo catalán y, probablemente, el mejor escenario para acuñar un nuevo (viejo) clásico del fútbol español.

*PH fotos: FC Barcelona

Cuando ser invisible no hace gracia

De las muchas polémicas que se generan diariamente en la hoguera de Twitter, esta semana me interesó especialmente la surgida a raíz de una fotografía en la que aparecían cuatro astros del fútbol con nombre y apellidos y una única estrella, casualmente sin identificar.

Sports Center, “el noticiero del deporte mundial” que se emite en la afamada ESPN, no supo o no quiso saber quién era la mujer que posaba junto a los azulgrana Lionel Messi, Frankie de Jong, Carles Puyol y Sergi Roberto el día en que el Barcelona inauguró el Estadio Johan Cruyff. Y sin ningún tipo de pudor, tuiteó la foto nombrando sólo a los futbolistas, como si Marta Torrejón no apareciera en la instantánea.

Así, a sus 29 años, a la capitana del Barcelona y de la selección española hasta el pasado Mundial le pasó lo que a muchas mujeres les sucede a partir de los 50: se convirtió en invisible.

Y eso que, de los cinco personajes que sonreían a la cámara, ella será la única que juegue en el estadio que se inauguraba, a partir de ahora la casa del Barcelona femenino, del Barça B y del Juvenil A. Puyol ya está retirado y Messi, De Jong y Sergi Roberto tienen el Camp Nou a su disposición.

A los colegas de Sports Center les dio igual ese detalle. O se les pasó por alto. Si no conocían a Marta Torrejón, no podían deducirlo. Y como tampoco hicieron su trabajo, averiguar quién era la mujer que, por algún motivo, aparecía en la fotografía, obviaron que allí había un quinteto.

Está muy mal. Pero mucho peor está que se invisibilice a una mujer, sea o no futbolista, de manera consciente. Como proclamó el escritor y filósofo francés George Steiner a principios del siglo XX, lo que no se nombra no existe.

Por eso, durante más de 20 años, las futbolistas -como muchas otras mujeres- no existieron a los ojos del gran público. No se las nombraba: no aparecían en los medios de comunicación, no tenían altavoces y, cuando figuraban en alguna publicación, a menudo eran objeto de mofa.

También por eso, recién en los últimos tiempos empiezan a existir: los medios comienzan a prestarles cierta atención -sucedió, especialmente, en el reciente Mundial de Francia-, les ponen nombre y apellidos, las ven, aunque Sports Center se olvidara de hacerlo con Torrejón.

No cometió el mismo error el Barcelona, que sí mencionó a su capitana en su cuenta de Twitter. No podía ser de otra manera. Tampoco diversos usuarios de esta red social, que enseguida repararon en la clamorosa ausencia y, al tiempo que la denunciaban, recordaban el currículum de Torrejón.

No es un dato menor: más allá de su condición de capitana, la catalana es la jugadora con más partidos internacionales en la historia de la selección española y ha conquistado cuatro Ligas (tres con el Barcelona y una con el Espanyol) y cinco Copas de la Reina (tres como blanquiazul y dos como azulgrana), un palmarés sin duda notable, que logró mientras se licenciaba como bióloga.

Hace unos días, además, Torrejón anunció su retirada de la selección y ésta le rindió tributo a través de las redes sociales y en su web. Su cara estaba reciente.

Si establecemos un paralelismo perverso con los hombres, ¿alguien podría imaginar que, en una foto similar, no identificaran a Iker Casillas, el jugador con más internacionalidades con La Roja y ganador de cinco Ligas y dos Copas de Rey con el Real Madrid? Huelga la respuesta.

Marta Torrejón fue diplomática y no se pronunció sobre el desliz. En su cuenta de Twitter, se limitó a retuitear la foto del Barcelona, que sí la identificaba. En Instagram, optó por una instantánea sobre el césped del nuevo estadio y calificó de “gran noche” el festejo que estrenó la nueva casa de las azulgrana.

Quizás no hubiera sobrado que alzara su voz. Otras jugadoras y algunos usuarios de Twitter hicieron la queja por ella y Sports Center acabó eliminando el tuit de su cuenta, sin pedir disculpas ni hacer ningún comentario al respecto.

Yo cierro con uno: ese sueño que muchas tuvimos cuando éramos niñas de poder hacernos invisibles para aparecer y desaparecer a nuestro antojo se torna en pesadilla cuando, ya adultas, luchamos por que se nos visibilice en áreas en las que los hombres nos convirtieron en invisibles al no nombrarnos.

*PH foto de portada: Pere Puntí (Mundo Deportivo)

*PH foto texto: FC Barcelona

La francesa Frappart pone una pica en Flandes

La francesa Stephanie Frappart puso ayer una pica en Flandes al superar con nota el tremendo reto que tenía ante ella: arbitrar la final de la Supercopa de Europa entre Liverpool y Chelsea sin generar la más mínima polémica.

Las decisiones de la primera mujer en dirigir un duelo masculino de semejante envergadura fueron tan impecables que ni siquiera los futbolistas, tan tendentes a protestar todo, las cuestionaron como acostumbran a hacerlo.

Al contrario. La colegiada gala, de 35 años, apenas escuchó quejas de los jugadores, que asumieron con aparente normalidad e inusual buen comportamiento su extraordinaria presencia entre ellos. Las de Adrián San Miguel, el portero del Liverpool, fueron tan tímidas que invitaron a pensar que Frappart también acertó cuando decretó el penal que supuso el empate 2-2 para el Chelsea, con el partido ya en la prórroga.

La primera gran copa del nuevo curso la levantó al final el vigente campeón de Europa, pero la jueza y sus asistentas fueron las primeras en ser agasajadas por su labor. Lo merecieron sin ningún tipo de duda.

Habitualmente seria, Frappart, esbozó entonces una amplia sonrisa de satisfacción por el trabajo bien hecho. Lo mismo hicieron sus asistentas, la también francesa Manuela Nicosi y la irlandesa Michelle O’Neal, cuyo acierto a la hora de señalar fueras de juego nada evidentes fue más que notable.

Quizás sobre eso bromeaba el brasileño Emerson Palmieri a la media parte en el túnel de vestuarios, cuando se le vio comentar algún lance con Nicosi. De las sonrisas y los gestos de la asistenta se dedujo su respuesta: sabes que tenía razón. El lateral del Chelsea le tendió la mano y convino con una gran sonrisa.

En España, los comentaristas del canal que retransmitió el partido calificaron de “muy bueno” el arbitraje de Frappart y su equipo y destacaron la precisión de sus ayudantes, que “acertaron en todos los ajustados fueras de juego que señalaron”, en su opinión.

Acertó también la UEFA al arriesgarse a elegir a una mujer para dirigir el partido que enfrenta a los campeones de las dos máximas competiciones masculinas en Europa. Frappart se lo había ganado a pulso con su actuación en el reciente Mundial femenino de Francia. Pero cualquier posible error de bulto habría sido interpretado en clave de género y no de otros factores.

Las reticencias a que las mujeres se desempeñen con normalidad en un mundo aún tan masculino como el fútbol siguen siendo grandes. Hasta el punto de que, antes que Frappart, sólo la alemana Bibiana Steinhaus había arbitrado un partido de una de las cinco grandes ligas masculinas de Europa, la Bundesliga, en 2017.

Por eso, el recibimiento que Frappart tuvo el pasado abril en la cancha del Amiens, cuando dirigió su primer partido en la Ligue 1 -la primera división francesa-, fue extraordinario, una rareza.

“Bienvenida al Estadio de la Licorne, señora Frappart. ¡Larga vida a las mujeres en el fútbol!”, escribieron los hinchas locales en un pancarta.

La colegiada ya se había desempeñado con éxito en la segunda división francesa. Y continuó haciéndolo en el Mundial femenino celebrado este año en su país, donde dirigió varios encuentros antes de recibir el premio de arbitrar la final entre Estados Unidos y Holanda.

Su buena actuación la colocó en el camino de seguir los pasos de Nicole Petignant, la jueza suiza que dirigió tres partidos de la ronda clasificatoria de la Copa de la UEFA -la ahora denominada Liga Europa– entre 2004 y 2009.

“Para mí es lo mismo, se arbitra igual; el fútbol es el mismo, con las mismas reglas, haré lo mismo que en las ligas femeninas”, había afirmado Frappart en la previa de la Supercopa disputada en Estambul.

Sin embargo, ella tuvo que comparecer en rueda de prensa, algo que rara vez hacen sus colegas masculinos se enfrenten al partido que se enfrenten.

“La presión es diferente, eso sí. Sé muy bien que la gente estará esperando a ver cómo lo hago”, concedió la francesa, una jueza que en la cancha siempre da la sensación de estar muy segura de sus decisiones.

Ayer no fue una excepción. Frappart no dudó al anular dos goles por -ajustado- fuera de juego. Ni a la hora de sacar las dos únicas amarillas que mostró en todo el choque. Ni cuando señaló el penal que permitió el empate del Chelsea y que a través de la televisión fue difícil de juzgar. El VAR ratificó la determinación de la colegiada.

La menuda jueza gala respondió de manera tan formidable a la presión que su labor pasó desapercibida, como corresponde a todo buen arbitraje, y abrió la puerta a que otras colegiadas puedan dirigir partidos masculinos de primer nivel.

“Hoy estoy feliz de participar en un día histórico para el fútbol. Ya era hora de que una mujer arbitrara un gran partido masculino”, concluyó Jürgen Klopp, el entrenador alemán del Liverpool.

Si el fútbol y sus dirigentes creen de verdad en la igualdad, el ejemplo debería cundir.

Un mes después del Mundial femenino de fútbol: iniciativas diversas, pequeños avances

¿Sirvió el reciente Mundial de Francia para el avance de las mujeres en el fútbol? Me hago la pregunta pasado un mes de la conclusión de la Copa del Mundo más exitosa de la historia, cuando algunas ligas empiezan a preparase para su nuevo inicio.

El tiempo transcurrido es escaso para sacar conclusiones, pero ya hay algunos indicios que invitan a pensar que sí.

Entre ellos, están los cambios anunciados en la liga española, la llamada Liga Iberdrola, que apuntan a una mayor profesionalización de la competición femenina, después de que la selección española alcanzara unos históricos octavos de final en Francia 2019.

Más allá de la nueva nomenclatura (la primera y la segunda división se denominarán a partir de ahora Primera Iberdrola y Reto Iberdrola), que tiene que ver con una cuestión de marketing, la creación de una Supercopa y la obligación de que los clubes tengan al menos tres equipos en categorías inferiores refuerzan la proclamada apuesta de la Federación española por caminar hacia la progresiva igualdad  también en el fútbol.

La Supercopa permitirá que los hinchas tengan una ocasión más de ver en acción a las mejores futbolistas y se enganchen a un torneo que, previsiblemente, seguirá ganando adeptos la próxima temporada.

La cadena de televisión GOL no habría optado por ofrecer dos partidos en abierto por jornada si sus cálculos no apuntasen a un aumento de televidentes, como ya sucedió en el Mundial de Francia. Entonces, el canal vio premiadas sus más de 150 horas de programación especial con una audiencia acumulada de más de 12 millones de espectadores y 280.000 de media por partido, cifras nada desdeñables.

La incorporación del Real Madrid a la liga a través del C.D. Tacón aumentará, sin duda, la competitividad de un campeonato monopolizado por Atlético de Madrid y Barcelona en las últimas temporadas.

De entrada, la inyección económica del club blanco ya ha permitido que el otrora modesto Tacón fiche a jugadoras del calibre de la sueca Kosovare Asllani, su compatriota Sofia Jakobsson, la francesa Aurélie Kaci o la brasileña Thaisa Moreno.

Con su incorporación, el Tacón aspira a plantar cara a rojiblancas y azulgranas y a hacerse un hueco entre la élite antes de adoptar el nombre del Real Madrid.

El mayor número de futbolistas internacionales en la Primera Iberdrola y el regreso de algunas españolas que jugaban en el extranjero confirma, además, un aumento en los presupuestos de los equipos que redundará en un torneo más disputado.

A ello también contribuirá la obligación de contar con, al menos, tres equipos en categorías inferiores, la decisión más trascendente con perspectiva de futuro. Las niñas podrán así jugar y competir, demostrar y medir sus cualidades, decidir, en definitiva,  si quieren dedicarse profesionalmente al fútbol. Los equipos, por su parte, contarán con una base para nutrir su primera plantilla al tiempo que desarrollan un estilo y un método.    

En esa misma línea se ha movido la Federación chilena al alumbrar por primera vez en su historia una selección femenina sub 15 con carácter permanente. Era una de las peticiones del cuerpo técnico de la absoluta y del sindicato de futbolistas tras el buen debut de La Roja en Francia 2019, el primer Mundial de su historia.

Así, el pasado 3 de agosto, un grupo de niñas de 11, 12 y 13 años se vistió la camiseta de la selección chilena y disputó su primer partido amistoso oficial frente al Club Unión Araucanía. Seguirán trabajando de manera regular a las órdenes de Andrés Aguayo, que incidirá especialmente en su preparación física.

“El objetivo es iniciar los estándares de selección a una edad mucho más temprana de lo que se estaba haciendo hasta ahora. Tenemos acá jugadoras de 11, 12 y 13 años que ya están viviendo la manera de trabajar de las selecciones nacionales, con los compromisos y dedicación que ello conlleva. Todos estos pasos nos llevarán a afrontar las competencias con una preparación mucho más adecuada”, afirmó José Letelier, el seleccionador de la absoluta y encargado de supervisar las inferiores.

En Argentina, el avance se ha confirmado con la profesionalización de algunos clubes, después de que las albicelestes protagonizaran también el mejor Mundial de su historia.

El último ha sido Boca Júniors, que recién este jueves hizo contrato profesional a las futbolistas de su primera plantilla. Mientras algunas de sus colegas lograban el pase para disputar frente a Colombia la final de los Juegos Panamericanos que se celebran en Lima y confirmar así su evolución, ‘Las Gladiadoras’ xeneizes estampaban su firma en un contrato que, de momento, sólo se extenderá por una temporada.

La vía de la reclamada profesionalización la abrió San Lorenzo el pasado abril al convertirse en el primer club argentino en hacer contrato a las 15 jugadoras del plantel femenino. La iniciativa de El Ciclón fue seguida por River Plate y UAI Urquiza, el vigente campeón, el pasado 17 julio.

«Cuando empecé a jugar supe que quería dedicarme a esto toda mi vida, pero pensé que tendría que irme a hacerlo a otro país. Esto hasta hace poco no se imaginaba y hoy es una alegría inmensa», señaló la millonaria Justina Morcillo el día que rubricó su nuevo vínculo con River.

La Asociación del Fútbol Argentino (AFA) ya había anunciado el pasado mes de marzo la creación de la Liga Femenina de Fútbol Profesional y había dado 90 días a los 16 clubs que componen la primera división del país para regularizar la precaria situación de sus futbolistas. La AFA se comprometió entonces a inyectar 120.000 pesos a cada entidad para ayudar a pagar los sueldos.

De momento, sólo cuatro -los más poderosos- se han colocado en la línea de salida de una carrera llamada a elevar el nivel de la competición del país sudamericano.

En Escocia, cuya selección también debutó con nota en el Mundial de Francia, los Rangers decidieron así mismo dotar de más medios a su cantera y equipo femeninos e integrarlos por completo en la estructura del club, que hasta el pasado julio era sólo masculino.

En Estados Unidos, en cambio, siguen esperando la prometida igualdad salarial, que no llega. Tras asegurar que las demandas salariales de las futbolistas serían atendidas sin necesidad de que la justicia se pronunciara, el presidente de la Federación estadounidense de fútbol, Carlos Cordeiro, busca ahora argumentos para desdecirse y no pagar a las jugadoras de la tetracampeona mundial igual que a sus pares masculinos.

De modo global, los efectos del Mundial llamado a cambiar la historia de las mujeres en el fútbol apuntan hacia el inevitable progreso. Pero el camino es largo y recién se empezó a recorrer.

Jill Ellis abandona el banco de Estados Unidos tras devolverle el reinado mundial

De Jill Ellis tengo grabadas, además de ciertas palabras que siempre repite en sus discursos, su hiperactividad en la banda cuando dirige y la naturalidad con la que, en plena conferencia de prensa, después de conquistar el reciente Mundial de Francia, rechazó una llamada de su madre que se coló en los micrófonos de la concurrida sala.

“Probablemente, sea mi madre para hablar conmigo por FaceTime», dijo mientras agarraba el teléfono y miraba la pantalla. «Efectivamente, es ella. Seguro que se enoja conmigo porque le colgué», continuó con una sonrisa pícara.

Recupero esta anécdota porque este martes, apenas tres semanas después de haber conquistado su segunda Copa del Mundo de fútbol consecutiva al frente de Estados Unidos, Ellis anunció que en octubre dejará de ser la seleccionadora de la cuatro veces campeona mundial.   

“Entrenar a este equipo y trabajar con estas fantásticas mujeres ha sido el mayor honor de mi carrera. Quiero darles las gracias y alabar su compromiso y pasión para, no sólo ganar campeonatos, sino también para elevar el nivel de este deporte a escala mundial mientras se convertían en un referente para quienes vengan detrás de ellas”, afirmó Ellis en el comunicado que difundió la Federación estadounidense de fútbol.

“Nunca he rehuido el cambio en mi vida y para mí y para mi familia éste es el momento adecuado; es el momento de hacer otra cosa, (más sabiendo que) el plan está trazado para permanecer en la cúspide del fútbol femenino”, añadió.

Una parte de la hinchada estadounidense se quedó en shock al conocer la noticia. Pero la sorpresa fue sólo a medias -su posible renuncia ya planeó durante el pasado Mundial- y, según cuentan ciertos colegas gringos, algunas jugadoras hasta la festejaron.

Pese a sus indudables éxitos, la seria Ellis nunca fue muy apreciada por algunas de sus futbolistas, que cuestionaban sus alineaciones así como los cambios que hacía en los partidos y criticaban su supuesta falta de comunicación con ellas.

Quizá fue en parte eso lo que llevó a la primera entrenadora/entrenador de la historia en levantar dos Copas del Mundo femeninas a no prolongar un año más su contrato, que expiraba este miércoles y contemplaba esa opción, si la Federación estadounidense y ella así lo decidían.

Ellis decidió que no a un año de los Juegos Olímpicos de Tokio, un reto que la podía haber llevado a decidir que sí: nunca ninguna selección ha logrado proclamarse campeona del mundo y olímpica con tan sólo 12 meses de diferencia.

Como en el pasado ciclo olímpico, Estados Unidos lo intentará de nuevo en la cita japonesa de 2020, pero ya sin ella, que entonces contemplará el envite como embajadora.

Ése es el nuevo cargo que, según anunció la Federación estadounidense, Ellis desempeñará durante “al menos un año”.

Y es probable que no envidie a su sustituta/o, que tendrá aun menos tiempo para preparar los Juegos sabiendo que la presión será máxima.

Es posible también que, después de cinco años y a sus 52, Ellis se cansara de sentirla y precipitara su adiós para no enfrentarse de nuevo a la posibilidad del único fracaso que tuvo como seleccionadora de Estados Unidos: la caída frente a Suecia en la final de los Juegos de Río 2016.

Las norteamericanas habían ganado el Mundial de 2015, eran favoritas para hacerse con el oro olímpico al año siguiente y lo vieron volar en los penales frente a las europeas.

La de Río fue, sin duda, la derrota más dolorosa de la carrera de Ellis, cuyas estadísticas como seleccionadora absoluta están al alcance de muy pocos entrenadores: 102 victorias, 18 empates, sólo siete derrotas.

“Aquella caída en los penales estimuló a Ellis para reconstruir el equipo y convertirlo en lo que la mayoría considera el mejor equipo en la historia de este deporte”, recordó la Federación estadounidense en su nota.

En 2014, cuando ella asumió el cargo, Estados Unidos había perdido el reinado del fútbol a manos de Alemania (campeona en 2003 y 2007) y Japón (2011). Ellis, que había emergido de las categorías inferiores y había ejercido de seleccionadora interina por un breve periodo, tomó el mando y en 13 meses devolvió la corona al país al que arribó procedente de Inglaterra en 1981.

Y la mantuvo este verano en Francia, en el Mundial que cambiará la historia de las mujeres en el fútbol, con un expediente impoluto: ni una sola derrota en todo el campeonato, que conquistó frente a Holanda por 2-0.

Ahora, Ellis recoge sus éxitos, dice adiós en lo más alto y pasa un testigo ¿envenenado?