Lo bueno y lo malo del regreso de las mujeres iraníes a una cancha

El pasado jueves se vio una imagen insólita en Irán: miles de mujeres accedieron al Estadio Azhadi de Teherán para presenciar el partido que enfrentó a la selección masculina de su país con Camboya por la fase de clasificación para el Mundial de fútbol de 2022. Fue una pequeña gran conquista. Hacía casi cuatro décadas que las mujeres locales no podían hacer algo así.

Y resultó conmovedor ver el júbilo con el que las 3.500 afortunadas aguardaron el ingreso a la cancha; su emoción cuando pudieron sentarse en la grada; y el entusiasmo con el que jalearon a su equipo y reivindicaron su derecho a participar de eventos deportivos masculinos.

No era para menos: llevaban años esperando ese momento y luchando por un derecho que se les cercenó en el ya lejano 1981 y siguen sin recuperar.

El paso dado el jueves fue simbólico, pero no definitivo. Sin ir más lejos, ese mismo día, miles de mujeres más se quedaron sin poder vivir la experiencia de sus compañeras de lucha. La Federación iraní de fútbol limitó a 3.500 los boletos disponibles para ellas sin ningún tipo de justificación. El Estadio Azhadi tiene capacidad para 78.000 personas.

Y sus gradas aparecieron prácticamente vacías, mientras las mujeres fueron enjauladas en un sector acotado por vallas y fuertemente vigilado. A su alrededor apenas había hinchas masculinos. Sólo policías, futbolistas y fotógrafos.

Las fotógrafas que quisieron cubrir el regreso de las mujeres a la cancha no pudieron hacerlo: se les negó la acreditación.

La FIFA, además de no lograr evitar este veto, tampoco consiguió que la prohibición a las mujeres se levantara definitivamente. Los partidos de la liga doméstica quedaron fuera de este cambio, que sólo afectará a los choques internacionales que se disputen en Irán.

“Hoy esperamos más que nunca un futuro en el que todas las chicas y mujeres que quieran asistir a partidos de fútbol en Irán puedan hacerlo en un entorno seguro”, señaló Gianni Infantino en un comunicado emitido tras el duelo del pasado jueves.

“La Historia nos enseña que el progreso llega por etapas y éste es sólo el inicio del camino”, añadió el presidente del organismo que rige el fútbol mundial en su escrito.

La FIFA había sido largamente criticada por no haber tomado medidas sancionadoras contra Irán, pese a que su veto a las mujeres conculca los derechos más fundamentales.

Sigue sin hacerlo. Pero la ola de protestas generada tras la muerte de Sahar Khabazi (Khodayari, en la transcripción inglesa del árabe) la hizo reaccionar y exigir cambios a la Federación iraní.

Conocida popularmente como La chica azul, Khabazi había pasado algunos días en prisión el pasado marzo por intentar presenciar un partido masculino de fútbol disfrazada de hombre. Murió en septiembre cuando supo que podía ser encarcelada de nuevo y decidió evitarlo quemándose a lo bonzo.

Cualquier intento de reinvindicar su memoria en el Estadio Azhadi fue reprimido y sofocado por los reponsables de la seguridad.

“Una parte de mí está feliz, pero en esencia han creado un muro”, afirmó Maryam Shojaei tras el partido del jueves. “Esto no es lo que pedíamos. No todas las mujeres pueden ir al estadio y sentarse libremente con sus hermanos, padres o maridos”.

Shojaei es hermana del capitán de la selección iraní, Masoud Shojaei, y una de las activistas que, desde el extranjero, más ha alzado la voz para reivindicar los derechos de las mujeres de su país.

Tras la abultada victoria ante Camboya (14-0), su hermano lideró el aplauso de agradecimiento que los componentes de la selección iraní le dedicaron a las mujeres allí presentes. Fue un lindo gesto. De las autoridades, ellas y nosotros esperamos mucho más.

  • PH fotos: Abedin Taherkenareh/EPA

Insuficiente respuesta de la FIFA a la vulneración de los derechos de las mujeres en Irán

“Las mujeres tienen que tener acceso a los estadios de fútbol en Irán”, proclamó este jueves el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, en un desconcertante comunicado publicado en la web del organismo que rige el fútbol mundial.

“Nuestra postura es clara y firme”, añadió el mandatario en un intento de mostrar firmeza frente a una cuestión que ha evidenciado el doble rasero moral con el que se maneja la poderosa entidad que preside.

Fracasó en su propósito. Los cuatro párrafos de la nota en absoluto aclaran si la FIFA está dispuesta a hacer algo más que declaraciones para que las mujeres iraníes puedan, efectivamente, presenciar partidos de fútbol (masculino) en su país.

Infantino no aporta ni un solo elemento que permita pensar que eso será así. Más bien al contrario.

“Tengo esperanza en que la Federación y las autoridades iraníes sean receptivas a nuestros repetidos llamados a que reconduzcan esta inaceptable situación”, señaló el presidente de la FIFA en su exposición.

Corrección política para alimentar una ilusión que no parece tener otro sustento que lo que representantes de la FIFA están observando estos días en Irán. Si hay datos que apunten a un verdadero cambio, no han trascendido.

Los emisarios de la FIFA fueron enviados al Golfo Pérsico después de que la muerte de Sahar Khabazi (Khodayari, en la transcripción inglesa del árabe) desatara días atrás una ola de indignación entre futbolistas, clubes e hinchas de todo el mundo.

Más conocida como La chica azul, Khabazi se inmoló antes de que concluyera un proceso que, el pasado marzo, la mantuvo varios días en prisión por quebrantar la ley -no escrita- que en Irán prohíbe el acceso de las mujeres a espectáculos deportivos masculinos.

Irán es el único país del planeta que conserva esta abominable prohibición y, en el caso de Khabazi, el quebranto es cuestionable: la joven, de 29 años, fue detenida cuando intentaba acceder a la cancha del Esteghlal disfrazada de hombre. Ni siquiera pudo presenciar el choque que enfrentaba al equipo del que era fan con el Persépolis de Teherán.

A inicios de este mes, cuando acudió al juzgado para seguir el estado de su caso y supo que podría ser encarcelada de nuevo, decidió quemarse a lo bonzo. Falleció pocos días después.

Su trágica muerte sacudió la opinión pública y futbolistas como Kosovare Asllani apuntaron directamente a la FIFA.

“FIFA, es hora de actuar y no de quedarse callado. Necesitamos ayudar a las mujeres de Irán a luchar contra la segregación de género. ¡Se trata de derechos humanos!”, afirmó la capitana de la selección sueca, ahora en el C.D. Tacón.

Entonces, el organismo que preside Infantino se limitó a “lamentar la tragedia”, enviar sus condolencias a la familia de Khabazi y hacer un llamamiento a las autoridades iraníes “para asegurar la libertad y la seguridad de todas las mujeres implicadas en esta legítima lucha para acabar con la prohibición de que las mujeres entren a los estadios en Irán”.

No anunció, como le solicitan desde hace años grupos activistas y pro Derechos Humanos, sanciones a la Federación y selección iraníes si no ponen fin de una vez por todas al veto.

Y siguió sin hacerlo en el comunicado de este jueves, que en su último párrafo hasta se mostró comprensible con las excusas con las que las autoridades de aquel país han justificado su inacción.

“Estamos trabajando en las infraestructuras necesarias para permitir el acceso de las mujeres a los estadios”. “No tenemos problema en que las mujeres acudan a las canchas si el ambiente es adecuado… Pero con un lenguaje tan soez y tanta violencia entre los aficionados, no es aconsejable”, han argumentado los dirigentes políticos y federativos de Irán.

“Entendemos que son necesarios ciertos pasos y procesos antes de que esto (el acceso de las mujeres a los estadios) se pueda hacer de una manera adecuada y segura, pero ahora es el momento para cambiar las cosas y la FIFA espera una evolución positiva ya en el próximo partido de Irán como local en octubre”, señaló Infantino en su escrito.

La selección iraní recibirá a Camboya el próximo 10 de octubre en Teherán en el segundo duelo del Grupo C de la ronda clasificatoria para el Mundial de Catar 2022. Y a estas alturas, no hay ninguna certeza de que las mujeres iraníes que lo deseen puedan acudir a la cancha.

Y si lo hacen, como sugieren la FIFA y las autoridades del país situado en el Golfo Pérsico que sucederá, habrá que ver en qué condiciones y por cuánto tiempo.

Irán ya ha protagonizado varios montajes para acallar las críticas y eludir las sanciones que, según los estatutos de la FIFA, deberían serle impuestas. Su código prohíbe cualquier tipo de discriminación, incluida la de género.

Y sin embargo, el mismo organismo que aprovecha cualquier ocasión para publicitar su supuesta lucha para que el fútbol se abra definitivamente a las mujeres permite desde hace años que el único país del mundo que las aparta por ley participe en sus competiciones.

Es, además, de incoherente, incomprensible e inaceptable.

*PH fotos: Fifa.com y @openstadiums Twitter

‘La chica azul’ pone a la FIFA contra las cuerdas

Este miércoles echó a rodar la Liga de Campeones femenina y miles de mujeres europeas vivieron en la cancha la emoción de una competición que levanta pasiones.

La próxima semana arranca la Champions masculina y muchas estarán también en los estadios, en un acto de normalidad que aún hoy no es posible en todos los países del orbe.

No lo es, por ejemplo, en Irán, donde el pasado 6 de septiembre, según algunas versiones, el 9, según otras, Sahar Khabazi (Khodayari, en la transcripción inglesa del árabe) perdió la vida tras inmolarse a causa de un proceso iniciado el pasado marzo, cuando intentó presenciar un partido de la liga masculina de fútbol disfrazada de hombre.

Sólo como hombre podría haber accedido a la cancha del Esteghlal, el club de Teherán al que hasta entonces seguía en la obligada distancia.

Por desgracia, su disfraz no fue lo suficientemente convincente como para burlar a los guardianes de las supuestas esencias femeninas y, con un pie ya en el estadio, Khabazi fue arrestada por haber infringido la ley que impide la entrada de mujeres a espectáculos deportivos masculinos.

La joven, de 29 años, fue liberada días después de su detención. Pero cuando el pasado 1 de septiembre acudió al juzgado a recuperar su móvil y seguir el estado de su caso, supo que podía ser encarcelada de nuevo. Khabazi decidió abortar esa posibilidad: se quemó a lo bonzo a la salida de la corte. Falleció días después con el 90 por ciento de su cuerpo calcinado.

Según recoge el diario iraní Rokna, su hermana señaló en una entrevista que Sahar, que supuestamente había intentado suicidarse con anterioridad, sufría un trastorno bipolar que podría haberse agravado durante su estancia en la prisión de Garchak.

Sea como fuere, el fondo de la cuestión no varía. La trágica muerte de ‘La chica azul’ -así apodada porque de azul viste el Esteghlal– ha puesto el foco sobre la imperiosa necesidad de acabar de una vez por todas con una prohibición que atenta contra los derechos fundamentales de las mujeres.

La norma en cuestión data de 1980, es única en el mundo y de manera no escrita prohíbe la entrada de las mujeres a los recintos donde se disputan competiciones masculinas. La instauraron los sectores políticos y religiosos más conservadores de Irán poco después de que el país se convirtiera en una república islámica.

Y sigue en vigor, pese a las crecientes voces a favor de su derogación y a que las mujeres sí pueden asistir a los partidos de casa de la selección femenina de fútbol, que están vetados para los hombres.

Las protestas llegaron estos días de todas partes. En Irán, el capitán de la selección masculina de fútbol, Masoud Shojaei, conmocionado por la muerte de Khabazi, atribuyó la prohibición a un “pensamiento podrido y desagradable del pasado”.

“De la misma manera que a nosotros nos sorprenden las viejas limitaciones establecidas para las mujeres, las generaciones futuras se asombrarán al descubrir que a las mujeres se les prohibió ingresar a los estadios deportivos en nuestro tiempo”, escribió Shojaei en Instagram.

“El origen de tales limitaciones es el pensamiento podrido y desagradable del pasado y será incomprensible para la próxima generación”, agregó bajo una foto de una vela sobre fondo negro.

El capitán iraní secundó así a su hermana Maryam, que en los últimos años aprovechó los partidos que el equipo Melli disputó fuera de su país para hacer campaña a favor de la entrada de las mujeres a los estadios.

Como fundadora de My Fundamental Right (Mi Derecho Fundamental) y con su pasaporte canadiense, Maryam Shojaei viajó al Mundial masculino de Rusia 2018 para denunciar la situación e instar a la FIFA a que sancionase a la Federación iraní de fútbol expulsándola de todas sus competiciones si no había cambios inmediatos. No le hicieron caso. Pero ella no ha dejado de insistir.

No es la única en la batalla. La da también un grupo de activistas iraníes que buscan acabar con la discriminación bajo el nombre de Open Stadiums (Estadios abiertos).

“Si la humillación, la detención y la prisión no eran suficiente para la FIFA para tomar cartas en el asunto, ahora una de nosotras se autoinmoló para demostrar que las mujeres iraníes también quieren ver fútbol”, tuiteó el lunes esta organización.

El organismo rector del fútbol mundial se limitó hasta ahora a las palabras. Y a participar de la representación urdida por las autoridades iraníes para hacer creer que las cosas estaban cambiando.

En noviembre de 2018, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, fue invitado a un partido en Teherán al que también asistieron cientos de mujeres iraníes con la autorización de los dirigentes locales. Para Infantino, aquello fue “una señal trascendental de progreso”. Para Maryam Shojaei, un montaje. Para Human Rights Watch, una farsa.

“Sin garantías para que las mujeres pudieran comprar boletos y al sentarse con mujeres colocadas para que las viera, Infantino formó parte de una farsa. Fue una traición terrible para las mujeres iraníes que le han suplicado por escrito durante años que tome medidas al respecto”, afirmó Minky Worden, directora de iniciativas globales de esta organización pro Derechos Humanos.

La FIFA, en cualquier caso, siguió sin intervenir de manera contundente.

Y cuando el pasado 6 de junio, un día antes de la inauguración del Mundial femenino de Francia 2019, varias mujeres fueron detenidas por intentar asistir a un amistoso entre Irán y Siria, Infantino no pasó de expresar su alarma a través de una carta dirigida al presidente de la Federación iraní.

En la misiva, a la que tuvo acceso el Centro para los Derechos Humanos en Irán con base en Nueva York, Infantino también pedía que, a más tardar el 15 de julio, le detallaran los “pasos concretos” que se iban a dar para garantizar que las mujeres iraníes pudieran asistir a los partidos clasificatorios de su selección para el próximo Mundial masculino, el de Catar 2022.

El 15 de julio quedó atrás. E Irán inició su andadura pre mundialista frente a Hong Kong unos días después de la muerte de Khabazi. No consta, sin embargo, ninguna respuesta de la Federación iraní a la FIFA, más allá de una vacua declaración del ministro de Deportes del país situado en el Golfo Pérsico: “Estamos trabajando en las infraestructuras necesarias para permitir el acceso de las mujeres a los estadios”.

Pregunta retórica: ¿Qué infraestructuras pueden necesitar las mujeres que no necesiten los hombres para acceder a una cancha de fútbol?

Interpelada desde varios frentes, la poderosa organización que preside Infantino acabó lamentando la muerte de La chica azul en un comunicado en el que también conminó a las autoridades iraníes a acabar con la ignominiosa prohibición.

“Estamos al corriente de la tragedia y la lamentamos profundamente. Enviamos nuestras condolencias a la familia y amigos de Sahar y reiteramos nuestros llamamientos a las autoridades iraníes para asegurar la libertad y la seguridad de todas las mujeres implicadas en esta legítima lucha para acabar con la prohibición de que las mujeres entren a los estadios en Irán”, señaló la FIFA en su nota.

En su cuenta de Twitter, sin embargo, no hizo ni una sola mención a la trágica y lamentable desaparición de la joven activista. Un día antes, sí había retuiteado las condolencias de la Concacaf por la muerte del arquero de la selección de Curazao Jairzinho Pieter.

Futbolistas, periodistas y diversas personalidades iraníes, clubes de todo el mundo -el Barcelona y la Roma, entre ellos- y organizaciones internacionales pro Derechos Humanos  sí mostraron su repulsa a través de las redes sociales.

“Tengo una plataforma y nunca he tenido miedo de alzar mi voz cuando es necesario. Esto es una tragedia y no puede continuar. FIFA, es hora de actuar y no de quedarse callado. Necesitamos ayudar a las mujeres de Irán a luchar contra la segregación de género. ¡Se trata de derechos humanos!”, clamó Kosovare Asllani, la capitana de la selección sueca y flamante fichaje del C.D. Tacón, en Twitter bajo el hashtag #SaharKhodayari.

La secundaron algunas de sus compañeras de selección, otras futbolistas, mujeres y hombres de todo el mundo. En España, numerosos clubes de la Segunda División y de categorías inferiores tiñeron de azul sus escudos en homenaje a La chica azul, pidieron guardar un minuto de silencio antes de sus partidos de este fin de semana e incluso invitaron a sus hinchas a que acudan a la cancha vestidos de azul.

La FIFA comienza a quedarse sin margen para no ir más allá en su reacción. Su discurso en pro de la igualdad de género en el fútbol que tanto publicitó durante el reciente Mundial femenino caerá en saco roto si no toma medidas contundentes de manera inmediata.

¿Dará un paso adelante o mantendrá su injustificable postura para preservar sus intereses económicos y sus equilibrios políticos?

Miles de mujeres en Irán quieren asistir a los partidos de clasificación para el Mundial de Catar que su selección disputará en octubre como local. Y si eso no es posible, ellas y medio mundo esperan que la todopoderosa organización cumpla con el artículo 4 de su propio reglamento, que dice así: “Está estrictamente prohibida y es sancionable con suspensión o expulsión cualquier discriminación contra un país, una persona o un grupo de gente a causa de su raza, color de piel, etnia, origen social o GÉNERO”, entre un largo etcétera.

  • Fotos sacadas de Twitter