‘La chica azul’ pone a la FIFA contra las cuerdas

Este miércoles echó a rodar la Liga de Campeones femenina y miles de mujeres europeas vivieron en la cancha la emoción de una competición que levanta pasiones.

La próxima semana arranca la Champions masculina y muchas estarán también en los estadios, en un acto de normalidad que aún hoy no es posible en todos los países del orbe.

No lo es, por ejemplo, en Irán, donde el pasado 6 de septiembre, según algunas versiones, el 9, según otras, Sahar Khabazi (Khodayari, en la transcripción inglesa del árabe) perdió la vida tras inmolarse a causa de un proceso iniciado el pasado marzo, cuando intentó presenciar un partido de la liga masculina de fútbol disfrazada de hombre.

Sólo como hombre podría haber accedido a la cancha del Esteghlal, el club de Teherán al que hasta entonces seguía en la obligada distancia.

Por desgracia, su disfraz no fue lo suficientemente convincente como para burlar a los guardianes de las supuestas esencias femeninas y, con un pie ya en el estadio, Khabazi fue arrestada por haber infringido la ley que impide la entrada de mujeres a espectáculos deportivos masculinos.

La joven, de 29 años, fue liberada días después de su detención. Pero cuando el pasado 1 de septiembre acudió al juzgado a recuperar su móvil y seguir el estado de su caso, supo que podía ser encarcelada de nuevo. Khabazi decidió abortar esa posibilidad: se quemó a lo bonzo a la salida de la corte. Falleció días después con el 90 por ciento de su cuerpo calcinado.

Según recoge el diario iraní Rokna, su hermana señaló en una entrevista que Sahar, que supuestamente había intentado suicidarse con anterioridad, sufría un trastorno bipolar que podría haberse agravado durante su estancia en la prisión de Garchak.

Sea como fuere, el fondo de la cuestión no varía. La trágica muerte de ‘La chica azul’ -así apodada porque de azul viste el Esteghlal– ha puesto el foco sobre la imperiosa necesidad de acabar de una vez por todas con una prohibición que atenta contra los derechos fundamentales de las mujeres.

La norma en cuestión data de 1980, es única en el mundo y de manera no escrita prohíbe la entrada de las mujeres a los recintos donde se disputan competiciones masculinas. La instauraron los sectores políticos y religiosos más conservadores de Irán poco después de que el país se convirtiera en una república islámica.

Y sigue en vigor, pese a las crecientes voces a favor de su derogación y a que las mujeres sí pueden asistir a los partidos de casa de la selección femenina de fútbol, que están vetados para los hombres.

Las protestas llegaron estos días de todas partes. En Irán, el capitán de la selección masculina de fútbol, Masoud Shojaei, conmocionado por la muerte de Khabazi, atribuyó la prohibición a un “pensamiento podrido y desagradable del pasado”.

“De la misma manera que a nosotros nos sorprenden las viejas limitaciones establecidas para las mujeres, las generaciones futuras se asombrarán al descubrir que a las mujeres se les prohibió ingresar a los estadios deportivos en nuestro tiempo”, escribió Shojaei en Instagram.

“El origen de tales limitaciones es el pensamiento podrido y desagradable del pasado y será incomprensible para la próxima generación”, agregó bajo una foto de una vela sobre fondo negro.

El capitán iraní secundó así a su hermana Maryam, que en los últimos años aprovechó los partidos que el equipo Melli disputó fuera de su país para hacer campaña a favor de la entrada de las mujeres a los estadios.

Como fundadora de My Fundamental Right (Mi Derecho Fundamental) y con su pasaporte canadiense, Maryam Shojaei viajó al Mundial masculino de Rusia 2018 para denunciar la situación e instar a la FIFA a que sancionase a la Federación iraní de fútbol expulsándola de todas sus competiciones si no había cambios inmediatos. No le hicieron caso. Pero ella no ha dejado de insistir.

No es la única en la batalla. La da también un grupo de activistas iraníes que buscan acabar con la discriminación bajo el nombre de Open Stadiums (Estadios abiertos).

“Si la humillación, la detención y la prisión no eran suficiente para la FIFA para tomar cartas en el asunto, ahora una de nosotras se autoinmoló para demostrar que las mujeres iraníes también quieren ver fútbol”, tuiteó el lunes esta organización.

El organismo rector del fútbol mundial se limitó hasta ahora a las palabras. Y a participar de la representación urdida por las autoridades iraníes para hacer creer que las cosas estaban cambiando.

En noviembre de 2018, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, fue invitado a un partido en Teherán al que también asistieron cientos de mujeres iraníes con la autorización de los dirigentes locales. Para Infantino, aquello fue “una señal trascendental de progreso”. Para Maryam Shojaei, un montaje. Para Human Rights Watch, una farsa.

“Sin garantías para que las mujeres pudieran comprar boletos y al sentarse con mujeres colocadas para que las viera, Infantino formó parte de una farsa. Fue una traición terrible para las mujeres iraníes que le han suplicado por escrito durante años que tome medidas al respecto”, afirmó Minky Worden, directora de iniciativas globales de esta organización pro Derechos Humanos.

La FIFA, en cualquier caso, siguió sin intervenir de manera contundente.

Y cuando el pasado 6 de junio, un día antes de la inauguración del Mundial femenino de Francia 2019, varias mujeres fueron detenidas por intentar asistir a un amistoso entre Irán y Siria, Infantino no pasó de expresar su alarma a través de una carta dirigida al presidente de la Federación iraní.

En la misiva, a la que tuvo acceso el Centro para los Derechos Humanos en Irán con base en Nueva York, Infantino también pedía que, a más tardar el 15 de julio, le detallaran los “pasos concretos” que se iban a dar para garantizar que las mujeres iraníes pudieran asistir a los partidos clasificatorios de su selección para el próximo Mundial masculino, el de Catar 2022.

El 15 de julio quedó atrás. E Irán inició su andadura pre mundialista frente a Hong Kong unos días después de la muerte de Khabazi. No consta, sin embargo, ninguna respuesta de la Federación iraní a la FIFA, más allá de una vacua declaración del ministro de Deportes del país situado en el Golfo Pérsico: “Estamos trabajando en las infraestructuras necesarias para permitir el acceso de las mujeres a los estadios”.

Pregunta retórica: ¿Qué infraestructuras pueden necesitar las mujeres que no necesiten los hombres para acceder a una cancha de fútbol?

Interpelada desde varios frentes, la poderosa organización que preside Infantino acabó lamentando la muerte de La chica azul en un comunicado en el que también conminó a las autoridades iraníes a acabar con la ignominiosa prohibición.

“Estamos al corriente de la tragedia y la lamentamos profundamente. Enviamos nuestras condolencias a la familia y amigos de Sahar y reiteramos nuestros llamamientos a las autoridades iraníes para asegurar la libertad y la seguridad de todas las mujeres implicadas en esta legítima lucha para acabar con la prohibición de que las mujeres entren a los estadios en Irán”, señaló la FIFA en su nota.

En su cuenta de Twitter, sin embargo, no hizo ni una sola mención a la trágica y lamentable desaparición de la joven activista. Un día antes, sí había retuiteado las condolencias de la Concacaf por la muerte del arquero de la selección de Curazao Jairzinho Pieter.

Futbolistas, periodistas y diversas personalidades iraníes, clubes de todo el mundo -el Barcelona y la Roma, entre ellos- y organizaciones internacionales pro Derechos Humanos  sí mostraron su repulsa a través de las redes sociales.

“Tengo una plataforma y nunca he tenido miedo de alzar mi voz cuando es necesario. Esto es una tragedia y no puede continuar. FIFA, es hora de actuar y no de quedarse callado. Necesitamos ayudar a las mujeres de Irán a luchar contra la segregación de género. ¡Se trata de derechos humanos!”, clamó Kosovare Asllani, la capitana de la selección sueca y flamante fichaje del C.D. Tacón, en Twitter bajo el hashtag #SaharKhodayari.

La secundaron algunas de sus compañeras de selección, otras futbolistas, mujeres y hombres de todo el mundo. En España, numerosos clubes de la Segunda División y de categorías inferiores tiñeron de azul sus escudos en homenaje a La chica azul, pidieron guardar un minuto de silencio antes de sus partidos de este fin de semana e incluso invitaron a sus hinchas a que acudan a la cancha vestidos de azul.

La FIFA comienza a quedarse sin margen para no ir más allá en su reacción. Su discurso en pro de la igualdad de género en el fútbol que tanto publicitó durante el reciente Mundial femenino caerá en saco roto si no toma medidas contundentes de manera inmediata.

¿Dará un paso adelante o mantendrá su injustificable postura para preservar sus intereses económicos y sus equilibrios políticos?

Miles de mujeres en Irán quieren asistir a los partidos de clasificación para el Mundial de Catar que su selección disputará en octubre como local. Y si eso no es posible, ellas y medio mundo esperan que la todopoderosa organización cumpla con el artículo 4 de su propio reglamento, que dice así: “Está estrictamente prohibida y es sancionable con suspensión o expulsión cualquier discriminación contra un país, una persona o un grupo de gente a causa de su raza, color de piel, etnia, origen social o GÉNERO”, entre un largo etcétera.

  • Fotos sacadas de Twitter