¿Y si los futbolistas secundaran la huelga de sus compañeras y pararan también?

Pregunta: ¿necesitarían las futbolistas de la Primera División española ir a la huelga  convocada si sus compañeros de profesión las acompañaran en su lucha? Respuesta: no.

Así de claro. ¿O es que alguien se imagina que LaLiga que dirige Javier Tebas se permitiría un solo fin de semana sin los ingresos multimillonarios que obtiene de la venta de sus partidos dentro y fuera de la Península?

El respaldo solidario de los futbolistas, declarándose en huelga también, habría bastado para evitar que sus pares femeninas vayan a un paro indefinido que comenzará el fin de semana del 16 y 17 de noviembre, coincidiendo con la novena fecha de la Primera Iberdrola.

Como era de esperar, el acto de mediación de esta semana fue infructuoso. Los clubes que conforman la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF) no se movieron ni un ápice de sus posturas y las futbolistas, representadas por diversos sindicatos, tampoco.

Sus patronos les piden que se conformen con el 50 por ciento de una jornada laboral que ellas cumplen al cien por cien y que ya habían aceptado rebajar al 75 por ciento para hacer menos gravosa la subida salarial.

En cifras, los sindicatos que representan a las futbolistas exigen un salario mínimo anual de 12.000 euros. La ACFF ofrece 8.000, es decir, algo menos de 700 euros mensuales.

Algunos futbolistas en la Tercera División española cobran esa cifra. Y yo pregunto, emulando a quienes sostienen que la liga femenina no genera lo suficiente para satisfacer las peticiones de las futbolistas: ¿cuántos recursos generan los equipos de la Tercera masculina?

Salvo en ocasiones muy puntuales, sus partidos no se retransmiten por televisión, sus canchas no se llenan, el número de socios que tienen es más bien pequeño y sus patrocinadores son escasos. Pero nadie cuestiona que los futbolistas de Tercera tengan un convenio laboral, cobren por jugar cada fin de semana, tengan cobertura sanitaria y derecho a paro y a jubilación.

Eso, en cambio, se les niega a las futbolistas, que no sólo pelean por un salario digno -que no igual al de sus compañeros- sino también por un convenio que recoja estos derechos, así como 30 días de vacaciones, un protocolo de embarazo, maternidad y lactancia, otro de acoso sexual y cobertura sanitaria en caso de lesiones graves o de larga duración.

Animados por la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), el sindicato mayoritario, algunos futbolistas (Sergio García del Espanyol), ex jugadores (Xavi Hernández) y entrenadores (Abelardo Fernández) respaldaron a sus colegas femeninas a través de las redes sociales. No pasaron de ahí.

Parece que a nadie se le ocurrió -tampoco a la AFE– que las ligas masculinas también podrían secundar la huelga, parar sus competiciones y apoyar así la lucha por la igualdad de manera real.

Se me hace extraño. Si las periodistas decidiéramos ir a la huelga en busca de mejores condiciones laborales -cosa que, dicho sea de paso, deberíamos hacer-, ¿no nos secundarían nuestros colegas masculinos? Quiero pensar que sí. Por más que algunos cobren más que nosotras por hacer el mismo trabajo.

Lo contrario no sólo supondría una vergonzosa falta de solidaridad, sino también lanzar una piedra contra el tejado propio: todo recorte de derechos puede acabar afectándonos, seamos mujeres u hombres, en algún momento.

Pese a la huelga, las futbolistas seguirán entrenándose, jugando con sus selecciones y disputando la Liga de Campeones. El paro sólo afectará a la liga española. Y puede ser un duro golpe, ahora que la competición empezaba a cotizar al alza. Veremos.

La lucha, en cualquier caso, está más que justificada por más que algunos clubes puedan tener dificultades reales para cumplir con las exigencias de las futbolistas.

Buena parte del problema radica en que su patronal nunca tuvo verdadera voluntad -18 reuniones infructuosas en más de un año de negociaciones así lo demuestran- de encontrar una solución.

  • PH foto: Primera Iberdrola

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